Los secretos del Opus
Revista “3 Puntos”
Edición del 6 de
abril de 2000 - Argentina
¿Café? ¿Té? ¿Una gaseosa?", ofrece sonriente Roberto Bosca
de 52 años, abogado y decano de
Es la primera vez que miembros del Opus se
prestan a una serie de entrevistas sin restricciones ni acuerdos previos.
"Pasen, vean, no somos lo que la gente asegura de nosotros", había
dicho a 3 Puntos Miguel Ángel Martínez, vocero de la Obra, como ellos
la llaman. Y entre vitrinas que mostraban estampas, lapiceras, anteojos y
pistolas de Josemaría Escrivá de Balaguer, el fundador
de
"No somos una secta, no buscamos el poder terrenal, defendemos a
Juan Pablo II y vivimos nuestra fe con alegría
y libertad", insiste Martínez sentado en su oficina del Centro de Estudios
Superiores (CUDES), ubicado en Vicente López 1950. Ese edificio, donde se
forma la élite de la Obra, bien podría sintetizar
la imagen que da el Opus Dei:
es la conjunción más acabada de lo medieval y lo hipermoderno.
Del celular y el cilicio. De la pobreza franciscana -el Opus
no tiene nada a su nombre-y el poder terrenal más ostentoso. De la sencillez
de sentirse elegidos por Dios y la paranoia de creerse perseguidos por el
mundo.
Pero ese edificio desnuda también otra actitud permanente del Opus: su hermetismo. Los seguidores de Escrivá siempre se
movieron en las sombras. Ocultos lograron edificar todo su poder. Y su principal
herramienta fue la inserción de sus propios cuadros -adoctrinados hasta la
obediencia ciega- en las capas medias de la función pública y las empresas
más importantes en todos los países. Un ejemplo fue el Ministerio del Interior
liderado por el prolijo Gustavo Beliz, hoy candidato
a vicejefe de Gobierno porteño. Junto a él ingresaron siete miembros del Opus,
entre ellos Diego Blasco Funes, directivo de Carta Credencial, y vinculado a la familia
Trusso, declaradamente del Opus e involucrados en la quiebra fraudulenta del Banco de
Crédito Provincial, un escándalo de millones de dólares que salpicó a las
puertas del Arzobispado de Buenos Aires. La otra pata del poder fue el ex
ministro de Justicia, Rodolfo Barra, quien se reconoció colaborador de
Pero la Obra moderniza su estrategia con el mismo fervor con que conserva
sus prácticas medievales. Y para eso sabe que es inevitable dar a conocer
sus actividades. Por eso desde hace unos años cambiaron su política de comunicación.
Emilio J. Corbiére, autor del libro
Claro que para contrarrestar esa perspectiva de poder el Opus tiene la suya propia. Para entenderla, hay que comprender
su estructura elitista que sólo admire a miembros universitarios o de nivel
terciario, una suerte de reactualización de la premisa
que llevó a la unión de la Iglesia y el Estado: de la religión del que gobierna
depende la religión de los gobernados.
El Supernumerario
"Yo quería ser ayudado a vivir mi vida cristiana y el Opus tenía interés en ayudarme. Eso configuró nuestro contrato",
explica Bosca, quien hizo su primer compromiso verbal
a los 20 años. Hoy, es uno de los 4.600 supernumerarios que existen en
No es casual el uso de terminología jurídica en el Opus.
Para sus miembros, la relación que los une es tan clara que es muy sencillo
saber quién es del Opus y quién no. Sólo son miembros
aquellos que realizan este contrato verbal renovable anualmente (todos los
19 de marzo) o el contrato de por vida (para ello hay que tener al menos 23
años). Así, las obligaciones entre las partes están claramente delimitadas.
Ellos depositan su vida al servicio de
Claro que para pertenecer y gozar
de estos privilegios, hay que cumplir primero con los requisitos. Entre ellos,
la asistencia a cursos de formación espiritual confesión semanal, misa diaria,
un retiro mensual de un día y un retiro anual de un fin de semana. Y una vida
ascética que incluye mortificaciones con instrumentos de flagelación medievales.
Sólo así se llega a ser miembro
de
El
Numerario
Santiago de
De
El
Sacerdote
"A ver si tengo uno acá", dice el padre Ignacio Ottaviano y revisa su maletín negro, tan negro como la ropa
que lleva puesta. "No, no lo traje, qué lástima", se lamenta mostrando
sus dientes blancos el sacerdote de 35 años recién cumplidos que es además
abogado y doctor en Derecho Canónico. Está sentado en su oficina del cuarto
piso de
-¿Tienen otros métodos de mortificación?
-Sí. También usamos la disciplina. Es un látigo de soga que se usa sobre
la nalga. Está terminantemente prohibido usarla en la espalda o en los riñones.
Lo habitual es que sea una vez por semana. No tiene un tiempo fijo, lo que dura una oración. Es raro que pasen más de cinco minutos. Depende
de la velocidad con que uno rece. Los estatutos dicen que la disciplina merece
una oración vocal.
-¿Cuál es la explicación de estos ritos?
-Se es consciente de que en el cuerpo humano existen elementos de armonía
y algunos de desarmonía que hay que ir corrigiendo. La mortificación cristiana
consiste en ir moderando la tendencia natural al placer, no para eliminarla
sino para hacerla sublime. No es un odio al cuerpo sino un freno ordenador.
Pero mucho más importante que cualquier disciplina o cilicio es la sonrisa
virtual. Aunque uno no tenga ganas...
Durante toda la charla, el padre
mantiene su voz gruesa imperturbable. Apenas se detiene al despedirse para
aclarar que "sería reduccionista decir que
el Opus es cilicio y disciplinas. El Opus
también asume esa forma pero dentro de un marco mucho más completo, más lindo",
sonríe antes de ir a dictar su clase de Teología a los alumnos de
El Beato
Un denominador común, además de la juventud, es el concepto de sonrisa
virtual. Bosca la reivindica como su mortificación
más habitual: "Sonreír siempre, aun cuando lo que diga el otro me parezca
inaceptable". Eso tal vez sea lo más llamativo de Escrivá de Balaguer.
En La vida de un santo, un video editado por
Más allá de estos rumores, lo cierto es que el día de la beatificación,
la capacidad hotelera de Roma estaba desbordada. De repente, 200 mil personas
de todo el mundo llegaron a recibir la noticia. Fue la demostración de fuerza
más importante realizada por el Opus y el inicio
de su salida a la luz. No es casual, por ello, que Carol Wojtyla sea considerado por los miembros de
la Obra como un santo en vida. No es casual tampoco que el vocero del Papa
sea un numerario, Joaquín Navarro Valls, un hombre
formado en
La disputa por el poder
Corbiére no duda
en calificar al Opus como una "mezcla de congregación
religiosa y empresa capitalista cuya idea fundamental es constituirse en un
poder dentro de la Iglesia frente a las dos grandes corrientes del pensamiento
progresivo católico". El periodista y escritor está preparando un libro
sobre sectas que incluirá al Opus. Lo define como
"una organización integrista que se desarrolló durante el franquismo
y que ya se ha constituido como un grupo de presión principalmente dentro
de la Iglesia". Según él, lo más preocupante es que "se encarga
fundamentalmente de la educación de adolescentes y gente joven, clase media,
clase media alta, pero no descuida el trato con las clases más populares.
A las mujeres les da un rol dentro de la organización bastante bajo: tienen
una escuela para personal doméstico que cumple funciones en las casas de los
dirigentes del Opus".
Martínez confirmó la existencia de esas escuelas de servicio doméstico
para mujeres de escasos recursos. Claro que desde su perspectiva, el Opus lo hace como "una manera de ofrecer salida laboral
a gente necesitada".
Al supernumerario Bosca, todas estas críticas
le provocan, como es habitual, una sonrisa. Sin embargo, no deja de reconocer
que, como todas las congregaciones religiosas, la Obra nació como un proyecto
de poder religioso, poder entendido "no en el sentido nietzscheano"
aclara, sino en el sentido de poder como "ser más", como expansión.
"No poder como dominio, sino la búsqueda del poder para dar servicio.
Porque lo que buscamos es cambiar el mundo."
Sería por eso que el Opus busca expandirse
más y más. Y saben dónde hacerlo. En un ensayo titulado El retomo eterno
del mito, el supernumerario deja en claro dónde quiere ejercer su poder
No queda claro cuál es el carisma fundacional. Pero la captación del
poder económico fue el rasgo distintivo de la Obra en todos los países. Corbiére explica que "en sus primeros años, el Opus se plegó a la dictadura de Francisco Franco en España
y logró que 12 de los 19 ministros que había en la década del sesenta respondieran
a Escrivá. Se asoció con el Banco Popular Español, con el Grupo Esfina, Banco Atlas, Bankunión,
Fundación General Mediterránea y con las empresas Rumasa
y Matesa, que protagonizaron los dos escándalos
financieros más sonados de los últimos tiempos. A mediados de los 60, se insertó
en Estados Unidos de la mano del magnate David M. Kennedy, secretario del
Tesoro del gobierno de Nixon y se relacionó con
los bancos Illinois y Continental, entre otros". Para entender cómo se
desliga el Opus de los escándalos financieros no
hay más que recordar el caso Rumasa. Cuando se produce
la quiebra, la Obra expulsa a José María Ruíz Mateos, uno de los responsables,
quien responde tajantemente: "Si yo estoy procesado por un delito monetario
también deben estarlo los directores del Opus Dei Juan Francisco Montuenga y Alejandro Cantero, para quienes transferí a un
banco suizo 97 millones de dólares".
La fábrica de cuadros
Así, por esta necesidad de poder,
es que nacen instituciones como
"El Opus
garantiza la formación cristiana de
-¿Cree que sin esa
"garantía espiritual del Opus" les hubiera
sido sencillo conseguir esos aportes, que sólo en el caso de Pérez Companc fue de 50 millones de dólares?
-Creo que si muchas personas
piensan que el Opus es una garantía estarán más
dispuestas a dar su ayuda.
Además de Pérez Companc -el campus de
-¿El Opus
permitiría un profesor homosexual?
-No -dice Martínez, mientras
chequea quién llama a su celular-. El Opus tiene
derecho de veto y podría usarlo si se diera el caso.
Bosca es el encargado de aclarar por qué ese caso no se dará nunca. Como decano,
explica por qué no nombraría en su facultad a un homosexual aun cuando sus
antecedentes académicos fueran insuperables. "Me costaría designar un
homosexual más que nada porque es una persona que en principio estaría contraviniendo
el orden natural de las cosas, no sólo la doctrina de
-¿Le parecen comparables los
casos? El robo y el homicidio son delitos penados por la ley. La homosexualidad,
no...
-Si bien es importante, la ley
civil no es el último criterio -asegura el abogado.
La dictadura y el hombre light
No sólo en materia sexual el Opus muestra su
costado más conservador. En otro de sus escritos, Factor religioso y guerra
revolucionaria, una lectura ética de la violencia, el supernumerario Bosca deja en claro por ejemplo qué piensa de la dictadura
él y qué debe pensar un opusdeísta. "Se trató
efectivamente de una guerra con todas las letras", dice el decano y asegura
que la dictadura realizó "una legítima lucha contra la subversión".
Su análisis es el siguiente: "Ante un estado de cosas tal desatado por
la guerrilla -que volvía poco menos que imposible la convivencia-, puede interpretarse
que hubo un mandato implícito de una sociedad harta, dirigido al cuerpo castrense,
otorgándole un cheque en blanco para realizar una limpieza -para decirlo brutalmente,
estilo ‘rifle sanitario’ si hiciera falta- aunque sin querer cargar con la
responsabilidad de la tarea. En definidva, cabe entender que la sociedad mandó a hacer un
trabajo sucio (aunque no lo explicitara como tal) sin querer enterarse".
Queda sin embargo la pregunta por las razones que expliquen el crecimiento
del Opus más allá de lo económico. La ligazón a
Dios es siempre más poderosa que cualquier razón monetaria. ¿Cómo es posible que una congregación tan conservadora en lo
espiritual y moral logre aumentar día a día sus adherentes. Las respuestas
tal vez haya que encontrarlas en la oferta que realiza la empresa de servicios
religiosos, en esa oferta de seguridad en un mundo incierto, de salvación
plena en un mundo que no cree más en los grandes relatos.
A los que viven en ese mundo, Bosca los llama hombres light, "personas
sin forma, suaves, para quienes cualquier afirmación un poco fuerte es mal
mirada. Para ellos es difícil entender que otros utilicen el cilicio. Para
ellos es incomprensible porque no tienen ninguna dirección de nada",
asegura. "Viven la insoportable levedad del ser", concluye el hombre
que parece feliz transitando la insoportable densidad del deber ser.
Bosca sonríe por última vez en la despedida. Pero es imposible saber si su
sonrisa eterna es signo de felicidad. ■