TUS ZONAS ERRÓNEAS
W. Dyer
CAPÍTULO XII. RETRATO DE UNA
PERSONA QUE HA ELIMINADO TODAS SUS ZONAS ERRÓNEAS
Están demasiado ocupados siendo
para fijarse en lo que hacen sus vecinos.
Es posible que una persona liberada de zonas erróneas
nos parezca un personaje de ficción, pero la liberación
de los comportamientos autodestructivos no es un concepto
mitológico; más bien se trata de una posibilidad
real. La posibilidad de funcionar plenamente está a
tu alcance y una completa salud mental en el momento presente
puede ser una opción. Este último capítulo
está dedicado a describir cómo funciona la gente
libre de zonas erróneas de comportamiento y pensamiento.
Verás el desarrollo de un individuo distinto a la mayor
parte de la gente y que se distingue por su hábil capacidad
de estar creativamente vivo en todo momento.
Las personas libres de zonas erróneas son muy distintas
a la gente común y corriente. Y aunque su aspecto es
como el del normal de la gente, ellos tienen unas cualidades
muy particulares que en ningún caso son raciales, socioeconómicas
o sexuales. No encajan fácilmente en ningún
rol, trabajo específico, moldes geográficos,
niveles educativos o estadísticas económicas.
Tienen una cualidad diferente, pero la diferencia no es fácil
de discernir por medio de los factores externos tradicionales
con los que generalmente clasificamos a la gente. Pueden ser
ricos o pobres, hombres o mujeres, blancos o negros, vivir
en cualquier parte y hacer casi cualquier cosa. Son un grupo
de gente muy variada que sin embargo tienen un factor en común:
estar libres de zonas erróneas. ¿Cómo
darte cuenta de cuando te encuentras con alguien así?
¡Obsérvalos! ¡Escúchalos! Esto es
lo que descubrirás:
En primer lugar, y esto será lo más evidente,
verás que es gente que disfruta de virtualmente todo
lo que les brinda la vida; gente que se siente cómoda
haciendo cualquier cosa y que no pierde el tiempo quejándose
o deseando que las cosas fueran de otra manera. Sienten entusiasmo
por la vida y quieren todo lo que pueden sacar de ella. Les
gusta salir de excursión, ir al cine, leer, practicar
deportes, asistir a conciertos, visitar ciudades, granjas,
contemplar animales, montañas y realmente casi todo.
Les gusta la vida. Cuando estás cerca de gente así,
notarás la ausencia de lamentos e inclusive de suspiros
pasivos. Si llueve, les gusta. Si hace calor lo disfrutan
en vez de quejarse. Si se encuentran en medio de una congestión
de tráfico, o en una fiesta, o completamente solos,
sencillamente actúan de la mejor manera posible. No
se trata de disfrutar de todo lo que sucede, sino de una sabia
aceptación de lo que es, de una rara habilidad para
deleitarse con la realidad. Pregúntales lo que no les
gusta y les costará darte una respuesta honesta. No
actúan con la sensatez que significaría protegerse
de la lluvia cobijándose bajo techo, porque la lluvia
les parece hermosa, estimulante y algo que vale la pena experimentar.
Les gusta. El fango no los enfurece: lo observan, chapotean
en él y lo aceptan como parte de lo que significa estar
vivo. Les gustan los gatos? Sí. Los osos? Sí.
Los gusanos? Sí. Y aunque las molestias como enfermedades,
sequías, mosquitos, inundaciones y otras calamidades
no les producen placer ni las aceptan con entusiasmo, es gente
que no gasta sus momentos presentes quejándose por
ellas o deseando que no fueran así. Si hay que destruir
ciertas situaciones, ellos tratarán de destruirlas.
Y disfrutarán haciéndolo. Por más que
trates, te costará descubrir algo que no les guste
hacer. Realmente aman la vida y realmente se sumergen en ella
disfrutando de todo lo que les brinda.
La gente sana y realizada está libre del sentimiento
de culpa y de toda la ansiedad que se produce cuando se usan
los momentos presentes inmovilizándose por hechos que
sucedieron en el pasado. Ciertamente pueden reconocer que
han cometido errores y pueden prometerse que evitarán
repetir ciertos comportamientos que resultaron contraproducentes
de alguna manera, pero no malgastan su tiempo arrepintiéndose
por algo que hicieron y que desearían no haber hecho,
o molestos porque les disgusta algo que hicieron en algún
momento de su vida pasada. La total carencia de culpa es una
de las características de las personas sanas. Nada
de lamentos por lo que pasó y nada de esfuerzos por
lograr que otros escojan la culpa haciendo preguntas tan vanas
como "¿Por qué no lo hiciste de otra manera?,
o "¿No te avergüenzas de ti mismo?"
Dan la impresión de que saben reconocer que la vida
ya vivida es eso, y que por más mal que uno se sienta
al respecto, nada podrá hacer para cambiar lo que pasó.
Ellos mismos se sienten libres de culpa sin ningún
esfuerzo: porque es natural, nunca ayudan a los demás
a escoger la culpa. Se dan cuenta que sentirse mal en el momento
presente sólo refuerza la pobre imagen de sí
misma que puede tener una persona y que es mucho mejor aprender
del pasado que protestar por el pasado. No los verás
nunca manipulando a los demás diciéndoles lo
malos que han sido, ni tampoco podrás manipularlos
tú con las mismas tácticas. Ellos no se enfadaran
contigo, simplemente no te harán caso, te ignorarán.
En vez de molestarse contigo, preferirán irse o cambiar
de tema. Las estrategias que funcionan tan bien con la mayor
parte de la gente fallan completamente con estos seres tan
sanos. En vez de hacerse desgraciados a sí mismos o
a los demás con sentimientos de culpabilidad, tranquilamente,
sin mayor ceremonia dejan de lado la culpa cuando la encuentran
en su camino.
Igualmente la gente libre de zonas erróneas no se
atormenta con preocupaciones. Algunas circunstancias que a
otras personas podrían llegar a enloquecerlas apenas
si afectan a estos individuos. No son ni planificadores del
futuro ni ahorradores para el futuro. Rehúsan preocuparse
por lo que pasará en el futuro y se mantienen libres
de la ansiedad que acompaña a las preocupaciones. No
saben preocuparse. No es parte de su manera de ser. No es
que necesariamente estén todo el tiempo calmados pero
no están dispuestos a pasar sus momentos presentes
sufriendo por cosas que pueden suceder en el futuro y sobre
las que no tienen ningún control. Están orientados
principalmente hacia sus momentos presentes, y tienen una
señal interna que parece recordarles que todas las
preocupaciones deben suceder en el momento presente, y que
ésa es una manera muy tonta de vivir su actualidad.
Esta gente vive ahora en el presente y no en el pasado o en
el futuro. No se sienten amenazados por lo desconocido y buscan
nuevas experiencias que nos les son familiares. Les encanta
la ambigüedad. Disfrutan del ahora en todas las ocasiones
convencidos de que es todo lo que tienen. No hacen proyectos
para un acontecimiento futuro dejando que pasen largos períodos
de inactividad mientras esperan este acontecimiento. Los momentos
que se viven entre los acontecimientos son tan vivibles como
los acontecimientos mismos, y estas personas tienen una rara
habilidad para sacar todo el goce posible de sus vidas diarias.
No son "postergadores" ni de los que ahorran por
si vienen tiempos malos ¡y aunque nuestra cultura no
apruebe su comportamiento, no se sienten amenazados por reproches
que provengan de sí mismos! Aprecian y disfrutan ahora
de su felicidad y cuando el futuro llegue y se convierta en
presente lo aprecian y disfrutan también.
Estos individuos gozan siempre porque sencillamente se dan
cuenta de lo absurdo que es esperar para disfrutar. Es una
manera muy natural de vivir la vida, un poco como un animal
o un niño. Están demasiado ocupados en realizar
plenamente el momento presente mientras que la mayoría
de la gente vive esperando las retribuciones sin ser capaces
jamás de cogerlas cuando se les presentan. Esta gente
tan sana es notablemente independiente. Es gente que se encuentra
fuera del nido, y aunque puede sentir gran amor por su familia
y estar muy ligados a ella, piensan que la independencia es
más importante que la dependencia en todas las relaciones
humanas. Saben apreciar muy bien su propia independencia,
el no depender de lo que puedan hacer los demás. Sus
relaciones humanas se basan en el respeto mutuo al derecho
que tiene el individuo a tomar sus propias decisiones. El
amor de esta gente no lleva implícita la imposición
de los valores propios en el ser amado. Dan gran importancia
a la intimidad del ser humano; lo que puede hacer que los
demás se sientan rechazados. Les gusta estar solos
a veces, y se preocupan mucho de proteger su intimidad. No
se comprometen sentimentalmente con mucha gente. Son selectivos
en lo que respecta al amor, pero son también profundamente
afectuosos. A las personas dependientes y no sanas les cuesta
amar a seres así porque éstos son muy intransigentes
en lo que respecta a su libertad individual. Si alguien los
necesita, rechazan esta necesidad por encontrar que es perjudicial
para la otra persona tanto como para ellos mismos. Quieren
que las personas que ellos aman sean independientes, que hagan
sus propias elecciones y que vivan sus vidas por sí
mismos. Y a pesar de que pueden disfrutar de los demás
y desear estar en su compañía, quieren mas aún
que los demás se las puedan arreglar sin muletas y
sin apoyos. Así pues, el momento en que empieces a
apoyarte en esta gente, te darás cuenta que ellos por
su lado empiezan a desaparecer primero emocionalmente y luego
físicamente también. Rehúsan depender
de la gente y que dependan de ellos en una relación
afectuosa e interesada, pero alientan su confianza en sí
mismos casi desde el principio ofreciéndoles mucho
amor en todas las oportunidades que se presentan.
Encontraras muy poca búsqueda de aprobación
entre estos individuos felices y realizados. Son capaces de
funcionar sin la aprobación y el aplauso de los demás.
No buscan honores como hace la mayoría de la gente.
Son muy independientes de la opinión de los demás.
No buscan honores como hace la mayoría de la gente.
Son muy independientes de la opinión de los demás,
sin importarles prácticamente nada si a la otra persona
le gusta lo que ellos dicen o hacen. No tratan de escandalizar
a nadie ni de ganar su aprobación. Es gente que está
interiormente dirigida y a la que realmente no le preocupa
ni interesa la evaluación de su comportamiento que
hace la demás gente. No es que sean insensibles al
aplausos o a la aprobación: parecen no necesitarlos.
Pueden ser incluso bruscos porque son honrados y no envuelven
sus mensajes con frases cuidadosamente pensadas para complacer
a los demás. Si quieres saber lo que piensan, eso será
exactamente lo que te dirán. Igualmente, cuando tú
digas algo sobre ellos, no los destruirás ni inmovilizarás
con tus palabras y opiniones. Usarán la información
que les das, la filtrarán por medio de sus propios
valores y usarán lo que les sirve en su propio beneficio
y crecimiento. No necesitan ser amados por todo el mundo,
ni tienen excesiva necesidad de aprobación. Reconocen
que siempre habrá quien desapruebe lo que hacen. Son
seres poco comunes en el sentido que son capaces de funcionar
como ellos mismos, y no como dictamina un tercero. Cuando
observas a estos individuos, notas una falta de enculturación.
No son rebeldes, pero hacen sus propias elecciones aunque
esas elecciones entren en conflicto con lo que hace toda la
demás gente. Son capaces de pasar por alto las pequeñas
normas sin importancia e ignorar tranquilamente los inútiles
convencionalismos que son parte tan importante de la vida
de mucha gente. NO son aficionados a asistir a "cocktail
parties" ni hacen conversación porque la buena
educación lo aconseja. Son dueños de sí
mismos y aunque consideran que la vida social es parte importante
de sus vidas, se niegan a dejar que ésta los gobierne
o a convertirse en esclavos de la misma. No atacan con rebeldía
pero internamente saben cuándo pasar por alto ciertas
cosas y funcionan con la mente clara y en forma sensata.
Saben reír y hacer reír. Descubren el humor
en casi todas las situaciones y se pueden reír de los
acontecimientos más absurdos lo mismo que de los más
serios y solemnes. Les encanta ayudar a los demás a
reírse y les resulta fácil crear buen humor.
No es gente seria ni grave que camina por la vida con pasos
de plomo y rostro severo. Más bien, son hacedores,
gente activa, a los que a menudo se les reprocha ser frívolos
en el momento inoportuno. No están a tono con los acontecimientos
exteriores porqué saben muy bien que no existe realmente
el momento justo para hacer cualquier cosa. Les encantan las
cosas desproporcionadas e incongruentes, pero su humor no
tiene hostilidad. jamás usan el ridículo para
hacer reír. No se ríen de la gente, se ríen
con la gente. Se ríen de la vida y lo ven todo como
un gran divertimento, aunque toman muy en serio su proyectos.
Cuando se echan para atrás y contemplan la vida, saben
muy bien que no se dirigen a ningún sitio especial
y que son capaces de disfrutar y de crear una atmósfera
en la cual los demás pueden optar por el gozo. Son
gente divertida que vale la pena tener cerca.
Son gente que se acepta a sí misma sin quejas. Saben
que son seres humanos y que serlo implica ciertos atributos
humanos. Saben cuál es su aspecto físico y lo
aceptan. SI son altos, perfecto, pero si son bajos también.
La calvicie está muy bien, lo mismo que una frondosa
cabellera. Pueden soportar el sudor. No falsean su aspecto
físico. Se han aceptado a sí mismos y por ello
son la gente más natural. Nada de esconderse detrás
de artificios ni de disculparse por lo que son. NO saben ofenderse
por nada que sea humano. Se quieren a sí mismos y aceptan
todo lo que está en la naturaleza tal como es en vez
de desear que fuera diferente. Jamás se quejan de cosas
que no pueden cambiar como olas de calor, tormentas eléctricas
o el agua fría. Se aceptan a sí mismos y al
mundo tal como es.
Sin pretensiones, sin lamentaciones, con una aceptación
simple. Aunque los frecuentes durante muchos años,
no los oirás rebajándose a sí mismos
o deseando sutilmente algo imposible. Verás actuar
a gente activa, a los hacedores. Verás como toman el
mundo natural y disfruta de todo lo que este le ofrece.
Aprecian el mundo natural. Les encanta estar al aire libre
disfrutando de la naturaleza, recorriendo gozosamente todo
lo que aún está intacto, que es original y aún
no ha sido estropeado. Le encantan las montañas, los
atardeceres, los ríos, las flotes, los árboles,
los animales y virtualmente toda la flora y la fauna. Como
personas son naturalistas, nada pretenciosos ni ceremoniosos
y les encanta la naturalidad del universo. No andan ocupados
buscando bares, tabernas, clubs nocturnos, fiestas convencionales,
habitaciones llenas de humo y cosas por el estilo, aunque
ciertamente son muy capaces de disfrutar plenamente con este
tipo de actividades. Están en paz con la naturaleza,
el mundo de Dios, si quieres, aunque son muy capaces de funcionar
en un mundo hecho por la mano del hombre. Son también
capaces de apreciar lo que ya no tiene interés para
otros. Jamás se cansan de un atardecer o de una excursión
por el bosque. La visión de un pájaro volando
es siempre un espectáculo admirable. Igual que no se
cansan de mirar a un gusano ni tampoco a una gata que da a
luz a sus gatitos. Una y otra vez, nunca se cansan de apreciar
espontáneamente lo que la vida les va brindando. Algunas
personas encuentran que esta es una actitud muy artificial
pero ellos no se dan cuenta de lo que piensan los demás.
Están demasiado ocupados en asombrarse por la amplitud
de posibilidades que les brinda la vida para realizarse plenamente
en el momento presente.
Tienen una percepción muy especial en lo que respecta
a la conducta de los demás y lo que a otros les puede
parecer complejo e indescifrable, para ellos es claro y comprensible.
Los problemas que inmovilizar a tanta gente son a menudo sólo
pequeñas molestias para ellos. Esta falta de compromiso
emocional con los problemas les permite franquear barreras
que para muchos son infranqueables. Tienen percepciones claras
en lo que a ellos mismos respecta y reconocen inmediatamente
lo que los demás están tratando de hacerles.
Pueden alzarse de hombros y pasar por alto cosas por las que
otros se enfadan y quedan inmovilizados. Y ciertas cosas que
pueden confundir a mucha gente que las encuentra insolubles,
a ellos no los amilanan y más bien las consideran como
simples y de fácil resolución. No están
monopolizados por los problemas de su mundo emocional. Para
esta gente, un problema es realmente sólo un obstáculo
que hay que vencer y no un reflejo de lo que ellos son o dejan
de ser como personas. Su autovaloración está
ubicada dentro de sí mismos, por lo que cualquier problema
externo puede ser visto objetivamente, y no, en ningún
caso, como una amenaza o un desafío a su propia valía.
Éste es uno de los rasgos de su personalidad más
difíciles de comprender, ya que la mayoría de
la gente se siente amenazada por los acontecimientos externos,
por las ideas o por la demás gente. Pero los seres
independientes y sanos no saben cómo sentirse amenazados
y esta característica hace que sean ellos los que parezcan
amenazadores a los demás.
Nunca pelean inútilmente. No son partidarios del autobombo
para atraer la atención sobre sí mismos. Si
la lucha puede provocar un cambio, entonces lucharán
pero jamás lucharán inútilmente. No son
mártires. Son hacedores.
Son también gente que ayuda a los demás. Generalmente
trabajan en cosas que le hacen la vida más agradable
o más tolerable a los demás. Son guerreros en
la vanguardia del cambio social, pero no llevan sus luchas
consigo a la cama por las noches como caldo de cultivo de
úlceras, enfermedades del corazón u otros desórdenes
físicos. Son incapaces de estereotipar. A menudo ni
se dan cuenta de las diferencias físicas de la gente
incluyendo las raciales, étnicas, morfológicas
o sexuales. No son gente superficial que juzga a los demás
por su aspecto exterior. Y aunque puedan parecer egoístas
y preocupados sólo de su propio placer, en realidad
pasan gran parte de su tiempo dedicados a servir a los demás.
¿Por qué? Porque les gusta hacerlo.
No son gente enfermiza. No creen en la inmovilidad que producen
los resfriados y los dolores de cabeza. Creen en su propia
capacidad para deshacerse de esas enfermedades y no andan
contándole a los demás lo mal que se sienten,
lo cansados que están o qué enfermedades infectan
su cuerpo en la actualidad.
Tratan bien a sus cuerpos. Se quieren a sí mismos
y en consecuencia comen bien, hacen regularmente ejercicio
(como sistema de vida) y rehúsan experimentar el tipo
de malestares que inutilizan a mucha gente durante diversos
períodos de tiempo. Les gusta vivir bien, y así
lo hacen.
Otra característica de estos individuos en pleno funcionamiento
es la honestidad. Sus respuestas no son evasivas ni pretenden
mentir respecto a ninguna cosa. Consideran que la mentira
es una distorsión de su propia realidad y rehúsan
participar en cualquier tipo de comportamiento que sirva para
engañarse a sí mismos. Y aunque son personas
discretas evitarán tener que distorsionar la verdad
para proteger a la gente. Saben que están a cargo de
su propio mundo y e otros también lo están.
Así se comportan de una forma que a menudo otros pueden
considerar cruel, pero en realidad lo que ellos hacen es simplemente
dejar que los otros tomen sus propias decisiones. Se enfrentan
eficientemente con lo que es, en vez de lo que ellos quisieran
que fuera.
Esta gente no culpa a los demás. La orientación
de su personalidad es interna y rehúsan responsabilizar
a los demás por lo que ellos son. Por lo mismo, no
pierden mucho tiempo hablando de los demás, ni están
obsesionados por lo que los otros hacen o dejan de hacer.
No hablan de la gente ¡hablan con ella! No culpabilizan
a los demás; ayudan a los demás y a sí
mismos a poner la responsabilidad donde corresponde. No se
meten en habladurías ni propagan informaciones tendenciosas
y malvadas. Están tan ocupados en vivir su propia vida
con eficiencia que no tienen tiempo de ocuparse de las pequeñeces
que saturan la vida de mucha gente. Los hacedores hacen. Los
críticos culpan y se quejan. Estos individuos no se
preocupan mucho por el orden, la organización o los
sistemas en sus vidas. Practican su autodisciplina pero no
tienen necesidad de que las cosas y la gente encajen en sus
propias percepciones de lo que deben de ser las cosas. No
están llenos de "debes" respecto a la conducta
de los demás. Creen que todos tienen derecho a sus
elecciones y que esas pequeñeces que enloquecen a otra
gente son simplemente el resultado de la decisión de
otra persona. No creen que el mundo debe ser de alguna manera
especial.
No se preocupan mayormente por el orden y la limpieza. Existen
de una manera funcional y si todo no es tal cual ellos quisieran,
encuentran que eso también es correcto. Para esta gente,
la organización es simplemente una manera útil
de actuar y no un fin en sí misma. Y justamente por
esta falta de neurosis organizativa es por lo que son creativos.
Emprenden cualquier cosa a su manera única y particular,
ya sea el hacer un plato de sopa, escribir un informe o cortar
el césped. Aplican su imaginación a sus actos
y el resultado es una manera creativa de hacer las cosas.
No sienten la obligación de hacer las cosas de cierta
manera. No consultan manuales ni hablan con expertos: simplemente
atacan el problema de la manera que les parece más
apropiada. Esto se llama creatividad; y sin excepciones, ellos
la tienen.
Es gente con niveles de energía especialmente altos.
Parecen necesitar menos sueño y sin embargo se sienten
estimulados por la vida. Viven y son sanos. Pueden hacer acopio
de tremendas rachas de energía para completar una tarea
porque escogen comprometerse en ella considerándola
como una actividad estimulante que los realiza en el momento
presente. Esta energía no es sobrenatural: es simplemente
el resultado de su amor a la vida y a todas las actividades
que ella brinda. No saben aburrirse. Todos los acontecimientos
de la vida ofrecen oportunidades de hacer, pensar, sentir
y vivir, y ellos saben aplicar su energía en casi todas
las circunstancias. Si se los encarcelara, emplearían
sus mentes en divagaciones creativas para evitar la parálisis
de la falta de interés. No hay aburrimiento en sus
vidas porque ellos canalizan la misma energía que tienen
otros de maneras productivas para ellos mismos.
Son agresivamente curiosos. Nunca saben lo suficiente. Buscan
siempre más y quieren aprender cada uno y todos los
momentos presentes de sus vidas. No les preocupa hacerlo bien
o haberlo hecho mal. Si algo no resulta, o no logra grandes
beneficios, entonces se descarta en vez de lamentarlo. Son
buscadores de la verdad en el sentido de aprender cosas, siempre
estimulados por la posibilidad de aprender más y sin
llegar a creer jamás que ya son un producto terminado.
Si están con un barbero se interesan por los problemas
de ese oficio. No se sienten nunca superiores ni actúan
como si lo fueran, alardeando de sus méritos para que
otros los aplaudan. Aprenden de los niños, de los corredores
de bolsa y de los animales. Quieren saber más sobre
lo que significa ser un herrero o un cocinero, una fulana
o el vicepresidente de una corporación. Son estudiantes
que aprenden, no profesores que enseñan. Nunca tienen
los conocimientos suficientes y no saben comportarse como
snobs ni sentirse superiores puesto que nunca se sienten así.
Cada persona, cada objeto, cada acontecimiento representa
una oportunidad para saber más. Y son agresivos en
sus actitudes respecto a sus intereses, sin esperar que la
información les salga al paso sino que van tras ella.
No tienen miedo de hablar con una camarera, o preguntarle
al dentista qué se siente cuando uno tiene las manos
en la boca de la gente todo el día, o preguntarle a
un poeta el significado de tal o cual frase.
No tienen miedo al fracaso. No equiparan el éxito
en una empresa con el éxito como ser humano. Puesto
que su autovaloración les viene del interior, pueden
observar los acontecimientos externos objetivamente y pensar
sencillamente que son eficientes y positivos o ineficientes
y negativos. Saben que el fracaso es sólo un índice
de la opinión de otra gente y no hay que tenerle miedo
puesto que no puede afectar su autovaloración. Así,
se atreven a probar cualquier cosa, a participar en las cosas
simplemente porque es divertido y no tienen miedo a tener
que explicarse a sí mismos. Igualmente nunca escogen
la ira que inmoviliza. Usando la misma lógica (sin
tener que repensarla cada vez puesto que se ha convertido
en un modo de vida), no se dicen a sí mismos que la
otra gente se debería comportar de una manera distinta
a la habitual o que los hechos deberían ser diferentes.
Aceptan a los demás como son y trabajan para cambiar
los hechos que les desagradan. Así, la ira es imposible
porque no existen las falsas o exageradas pretensiones. Esta
gente es capaz de eliminar las emociones que de alguna manera
son autodestructivas y de alentar las que les sirven para
crecer.
Estos felices mortales no son nada defensivos. No hacen jugarretas
ni tratan de impresionar a los demás. No se visten
para agradar a los demás y lograr su aprobación,
ni tampoco cumplen con el ritual de explicarse a sí
mismos. Actúan con gran sencillez y naturalidad y no
se dejan seducir para hacer alharacas sobre cosas pequeñas
o grandes. No son tercos discutidores: ellos expresan simplemente
sus puntos de vista, escuchan los de los demás y reconocen
la utilidad de tratar de convencer a alguien para que sea
como ellos. Y dicen simplemente: "Eso está muy
bien: somos diferentes, eso es todo. No tenemos que estar
de acuerdo". Y dejan las cosas así sin necesidad
de ganar una discusión o de persuadir a su contrincante
de lo equivocado de su posición. No tienen miedo a
causar una mala impresión pero tampoco hacen lo posible
por causarla. Sus valores no son valores locales. No se identifican
con la familia, el vecindario, la comunidad, la ciudad, el
estado p el país. Se consideran a sí mismos
como parte de la raza humana y para ellos un austríaco
cesante no es mejor ni peor que un californiano cesante. No
son patrióticos respecto a una frontera especial. Más
bien se ven a sí mismos como parte de la humanidad.
No sienten alegría porque hay más muertos en
el campo enemigo ya que el enemigo es tan ser humano como
el aliado. No siguen las normas hechas por los hombres que
describen la manera de tomar partido. Ellos transcienden las
fronteras tradicionales, lo que a menudo es motivo para que
otros los clasifiquen como rebeldes o traidores. No tienen
héroes ni ídolos. Miran a toda la gente como
seres humanos y no colocan a nadie sobre sí mismos
en importancia. No exigen justicia en cada ocasión.
Cuando otra persona tiene más privilegios que ellos,
lo ven como un beneficio para esa persona más que como
un motivo para sentirse infelices.
Cuando juegan con un contrincante, quieren que le vaya bien
en vez de desear que juegue mal para ganar. Quieren ser victoriosos
y eficientes por sus méritos en vez de ganar por las
fallas de los demás. No insisten para que todos sean
igualmente dotados, sino que miran hacia dentro de sí
mismos para buscar su felicidad. No son críticos y
tampoco sienten placer por las desgracias ajenas. Están
demasiado ocupados siendo ellos mismos para fijarse en lo
que hacen sus vecinos. Más significativamente aún,
estos individuos se aman a sí mismos. Están
motivados por un deseo de crecer y siempre que les dan la
opción para hacerlo, se tratan muy bien a sí
mismos. No tienen espacio para sentir autocompasión,
ni autorrechazo, ni para odiarse a sí mismos. Si les
preguntas: "¿Te quieres a ti mismo?", recibirás
una respuesta muy sonora y afirmativa: "¿Por supuesto
que sí!". Son en realidad aves raras. Cada día
es un deleite. Lo viven enteramente disfrutando de todos sus
momentos presentes. No es que no tengan problemas, pero no
están inmovilizados emocionalmente a causa de sus problemas.
La medida de su salud mental no reside en que resbalen, sino
en lo que hacen cuando resbalan. ¿Acaso se quedan allí
lamentándose de su caída? No, se levantan, se
sacuden el polvo y siguen atareados con los quehaceres de
la vida. La gente que vive libre de zonas erróneas
no corre tras la felicidad, simplemente viven y la felicidad,
cuando llega, es su retribución.
Esta cita de un artículo del Reader's Digest sobre
la felicidad resume la actitud conducente a una existencia
vivida positiva y eficientemente que es de lo que hemos estado
hablando:
Nada hace que la felicidad sea más inalcanzable
que tratar de encontrarla. El historiador Will Durant describe
cómo buscó la felicidad en el conocimiento
y sólo encontró desilusiones. Luego buscó
la felicidad en los viajes y sólo encontró
el cansancio; luego en el dinero y encontró discordia
y preocupación. Buscó la felicidad en sus
escritos y sólo encontró fatiga. Una vez vio
una mujer que esperaba en un coche muy pequeño con
un niño en sus brazos. Un hombre bajó de un
tren y se acercó y besó suavemente a la mujer
y luego al bebé, muy suavemente para no despertarlo.
La familia se alejó luego en el coche y dejó
a Durant con el impacto que le hizo realizar la verdadera
naturaleza de la felicidad. Se tranquilizó y constató
que "todas las funciones normales de la vida encierran
algún deleite".
Si usas tus momentos presentes para aumentar al máximo
la plenitud de tu realización, serás una de
esas personas y no un simple observador. Es una idea maravillosa:
estar libre de zonas erróneas. Puedes hacer esa elección
ahora mismo, si escoges hacerla.
FIN DEL LIBRO
Arriba
Anterior
Volver a Recursos
para seguir adelante
Ir a la página
principal
|