TUS ZONAS ERRÓNEAS
W. Dyer
CAPÍTULO III. TÚ NO
NECESITAS LA APROBACIÓN DE LOS DEMÁS
La necesidad de aprobación de
los demás equivale a decir: "Lo que tú
piensas de mi es más importante que la opinión
que tengo de mi mismo".
Es posible que pierdas demasiados momentos presentes esforzándote
por lograr la aprobación de los demás o preocupándote
por alguna contrariedad que te haya acaecido. Si el deseo
de aprobación externa se ha convertido en una verdadera
necesidad en tu vida, quiere decir que tienes mucho que hacer
en pro de ti mismo. Puedes empezar tratando de comprender
que la búsqueda de la aprobación externa es
un deseo más que una necesidad. A todos nos gusta que
nos aplaudan, que nos hagan cumplidos y nos alaben. Nos sentimos
bien cuando nos acarician mentalmente. ¿Quién
iba a querer renunciar a todo esto? Bueno, no hay ninguna
necesidad de hacerlo. La aprobación no es un mal en
sí misma; en realidad, la adulación es deliciosamente
agradable. La búsqueda de la aprobación se convierte
en una zona errónea sólo cuando se convierte
en una necesidad en vez de un deseo.
Si sólo deseas la aprobación simplemente es
porque te sientes feliz con el apoyo y la aceptación
de la demás personas. Pero si la necesitas, te puedes
derrumbar en caso de no conseguirla. Es entonces, cuando empiezan
a funcionar las fuerzas autodestructiva. Del mismo modo, cuando
la búsqueda de aprobación se convierte en una
necesidad, tú entregas un trozo de ti mismo a la "persona
exterior" cuyo apoyo es imprescindible para ti. Si ese
tercero te desaprueba, te inmoviliza (aunque sea levemente).
En ese caso es como si hubieras elegido ponerte tu propia
valía como un adorno en la manga para que la gente
te la sobe o no te la sobe según le parezca. Te sientes
bien en tu interior solamente si ellos deciden administrarte
alguna dosis de alabanza.
La necesidad de la aprobación de otra persona está
mal, pero se llega al verdadero problema cuando dicha necesidad
se convierte en necesidad de apoyo de toda la gente para cada
acción que emprendamos o hayamos cumplido.
Si sufres ese tipo de necesidad, te expones a sobrellevar
muchas miserias y frustraciones en la vida. Y lo que es peor
aún, estarás incorporando una imagen de persona
inexistente que acabará en el tipo de autorrechazo
del que hablamos en el capítulo anterior.
Hay que deshacerse de la necesidad de aprobación.
Nada de signos de interrogación aquí. Hay que
erradicarla completamente de tu vida si quieres lograr tu
realización personal. Esa necesidad es un psicológico
callejón sin salida que no te aporta ningún
tipo de beneficio.
Es imposible vivir en este mundo sin provocar la desaprobación
de la gente, a veces en forma grave. Así es la humanidad;
así son los impuestos que se pagan por estar "vivo",
algo que simplemente no se puede evitar. Una vez traté
a un hombre maduro que encajaba perfectamente en el tipo de
mentalidad de necesidad de aprobación. Ozzie, que así
se llamaba, tenía un conjunto de ideas y creencias
respecto a temas tan polémicos como el aborto, el control
de la natalidad, la guerra en el Oriente Medio, Watergate,
la política y todo lo demás.
Cada vez que encontraba resistencia o rechazo ante sus ideas,
se descomponía. Gastaba gran parte de su energía
tratando de conseguir el apoyo de la demás gente a
todo lo que él decía y hacía. Me relató
un incidente en el que cuando él declaró ante
su suegro que creía firmemente en la eutanasia, notó
que éste arrugaba el ceño. Inmediatamente, actuando
casi por reflejo, Ozzie modificó su postura... "Lo
que quise decir es que si una persona está absolutamente
consciente y en posesión de todas sus facultades y
pide que lo maten, entonces la eutanasia está bien."
Se dio cuenta entonces que su suegro estaba de acuerdo con
él y respiró con más facilidad. Ante
su jefe declaró también su aprobación
de la eutanasia, pero esta vez la desaprobación fue
vociferante... "¿Cómo puede decir una cosa
semejante?, ¿no se da cuenta que está jugando
a ser Dios?" Ozzie no pudo tolerar un repudio semejante
y rápidamente cambió de postura... "Lo
que quise decir es que, sólo en casos extremos, cuando
el enfermo ha sido declarado legalmente muerto, entonces me
parece bien que se lo desenchufe."
Finalmente su jefe estuvo de acuerdo con él y Ozzie
pudo nuevamente bajar de la picota. Ante su hermano declaró
nuevamente su postura ante la eutanasia y recibió inmediatamente
su aprobación... Qué fácil le resultó
eso a Ozzie, ni siquiera tuvo que cambiar de postura para
conseguir que su hermano lo apoyara y aprobara. Ozzie mismo
fue quien nos dio todos estos ejemplos al relatar cómo
interactuaba normalmente con los demás. Ozzie deambulaba
por sus círculos sociales sin tener opiniones propias,
pues su necesidad de halago era tan fuerte que constantemente
estaba mudando de posición a fin de agraciarse con
los demás. Ozzie no existe, sólo existen las
reacciones de los demás que no sólo determinan
lo que siente Ozzie, sino también lo que piensa y dice.
Ozzie es lo que los demás quieren que sea.
Cuando la búsqueda de apoyo es una necesidad, las
posibilidades de encontrar la verdad desaparecen casi por
completo. Si tienes que ser alabado y emites esa clase de
señales, entonces quiere decir que nadie puede tratar
contigo con franqueza. Y tampoco puedes declarar con confianza
lo que piensas y sientes en cualquier momento presente de
tu vida. Sacrificas tu verdadera personalidad, tu yo por las
opiniones y predilecciones de los demás.
Los políticos conforman una clase que por lo general
no inspira confianza. La necesidad de aprobación que
tienen es prodigiosa. Sin ella no tienen trabajo. En consecuencia,
a menudo parecen hablar en dos direcciones simultáneas
diciendo por un lado cosas que agradarán al Grupo A,
y por otro, lo que será aprobado por el Grupo B. No
puede haber una verdad cuando el orador es acomodaticio y
se mueve en torno a los temas maniobrando de modo de complacer
a todo el mundo. Este tipo de comportamiento es fácil
de reconocer en un político, pero difícil cuando
se trata de nosotros mismos. Quizás has dejado "enfriar,
el tema para aplacar a alguien o te has descubierto dándole
la razón a alguien cuya desaprobación temes.
Sabías que te sentirías desgraciado si te censuraban
y modificaste tu comportamiento para evitarlo.
Es difícil enfrentarse con un rechazo o una censura
y más fácil adoptar un comportamiento que inspirará
aprobación. Pero cuando optas por este comportamiento
más fácil lo que estás haciendo es darle
mayor importancia a la opinión de la demás gente
que a tu propia valoración. Es una trampa peligrosa,
y una trampa difícil de evitar en nuestra sociedad.
A fin de evitar la trampa de la búsqueda de aprobación,
una trampa que concede el control de tu persona a la opinión
de los demás, es importante examinar los factores que
impulsan la necesidad de la búsqueda de aprobación.
He aquí una breve excursión por la senda del
desarrollo personal que conduce a un comportamiento de búsqueda
de aprobación.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA NECESIDAD
DE APROBACIÓN
La necesidad de aprobación se fundamenta en una
sola suposición: "No confíes en ti mismo;
confirma todo con otra persona primero". Nuestro
ambiente cultural refuerza el comportamiento de búsqueda
de aprobación como norma de vida. El pensamiento independiente
no sólo es anticonvencional, sino que es el enemigo
de las mismas instituciones que constituyen los baluartes
de nuestra sociedad. Si has crecido en esta sociedad, no hay
duda de que esta idea te ha polucionado. El "no te fíes
de ti mismo" es la esencia de la necesidad de tributo
y la espina dorsal de nuestra cultura. Si dejas que la opinión
de los demás sea más importante para ti que
la tuya propia y si no logras luego su aprobación,
tendrás toda la razón del mundo para sentirte
deprimido, culpable e indigno, puesto que ellos son más
importantes que tú.
La concesión de apoyo y aprobación puede llegar
a ser un gran medio de manipulación. Como el sentimiento
de lo que vales como persona, se encuentra localizado en los
demás y si ellos rehúsan alimentarte con su
aprobación te quedas sin nada. No vales nada. Y de
ahí en adelante, mientras mayor sea tu necesidad de
halago, más podrás ser manipulado por los demás.
Cualquier paso dado en dirección a la independencia
y a la búsqueda de la aprobación propia es un
paso que nos aleja del control de los demás. Como resultado,
estas actitudes tan sanas son calificadas de egoístas,
desconsideradas, indiferentes y así por el estilo,
dentro del esfuerzo externo para mantenernos en una situación
de dependencia. Para comprender este círculo vicioso
de manipulaciones, piensa en la profusión de mensajes
culturales de búsqueda de aprobación que empezaron
a dirigirnos desde que éramos pequeños y con
los que siguen bombardeándonos hoy en día.
PRIMEROS MENSAJES FAMILIARES DE BÚSQUEDA
DE APROBACIÓN
Es importante hacer hincapié en el hecho de que los
niños pequeños necesitan realmente la aprobación
y aceptación de los adultos importantes (los padres)
en sus años formativos. Pero el sistema de aprobación
no debe ser absoluto. Tampoco el niño debe tener necesidad
de la autorización de sus padres para todo lo que hace,
piensa o dice. La confianza en sí mismo puede enseñarse
desde la cuna, y al leer esta sección la búsqueda
de aprobación no debe confundirse con la búsqueda
de amor o necesidad de amor.
Para fomentar la independencia adulta de la necesidad de
aprobación, es importante y sirve de gran ayuda el
apoyar mucho al niño desde el principio. Sin embargo,
si un niño, durante su desarrollo, siente que no puede
pensar o actuar sin antes requerir el permiso de sus padres,
esto quiere decir que las semillas neuróticas de la
desconfianza de sí mismo han sido plantadas desde muy
temprano. Aquí menciono la búsqueda de aprobación
como necesidad autofrustrante en el sentido de que un niño
puede ser condicionado a necesitar la autorización
o el control de papá o mamá en vez de la actitud
sana y normal de desear el amor y la aceptación de
padres cariñosos.
En la mayor parte de los casos, nuestro ambiente cultural,
el tipo de educación fomentado por nuestra cultura,
enseña al niño a fiarse de los demás
en vez de confiar en su propio juicio. Todo hay que consultarlo
con papá o mamá: "¿Qué como?",
"¿Cuándo?", "¿Cuánto?"
"Pregúntaselo a Mamá:" "¿
Con quién puedo jugar?" "¿ Cuándo?"
"¿Dónde?" "En tu habitación,
pero la tienes que arreglar de esta manera! La ropa colgada,
la cama hecha, los juguetes en el cajón de los juguetes,
etcétera".
He aquí una conversación que refuerza la dependencia
y la búsqueda de aprobación:
-Puedes ponerte lo que quieras.
-¿Qué te parece esto, mamá?
-No, no, mi amor, las rayas y los lunares no se ven bien juntos!
Vete a cambiar, ya sea la blusa o los pantalones para que
haga conjunto.
Una semana después:
-¿Qué me pongo, mamá?
-Ya te lo he dicho, ponte lo que quieras. ¿Por qué
me preguntas cada vez?
-¿Por qué?, realmente...
En la tienda de comestibles el cajero le pregunta al niño:
"¿Quieres un caramelo?". El niño mira
a su madre. "¿Quiero un caramelo?", pregunta.
Ha aprendido a buscar la autorización de sus padres
para todo, incluso para saber lo que quiere o lo que no quiere.
En la amplia gama que va desde sus juegos, la comida, el sueño,
hasta sus pensamientos y el establecimiento de amistades,
son pocos los mensajes de confianza en sí mismos que
se envían a los niños en la familia. Esto parte
de la creencia fundamental de que papá y mamá
son los dueños de sus hijos. En vez de ayudar a los
niños a pensar por sí mismos, a solucionar sus
propios problemas y desarrollar la confianza en sí
mismos, los padres tienden a tratar a sus hijos como una propiedad
privada.
Khalil Gibran habla elocuentemente de los niños que
son tratados como propiedad privada en "El Profeta."
Tus niños no son tus niños.
Son los hijos y las hijas de los anhelos que siente la
Vida por sí misma.
Vienen a través de ti pero no de ti. Y aunque están
contigo, no te pertenecen.
Los resultados de esta estrategia son muy evidentes en todo
niño "dependiente". Mamá se convierte
en el árbitro, en el eterno mediador, en la persona
a la que se acude como delator cuando uno de los hermanos
se está portando mal, alguien que, literalmente, tiene
que pensar, sentir y actuar por el niño. No te fíes
de ti mismo para resolver tus dificultades; papá y
mamá lo harán por ti. No te fíes de ti
mismo para tomar las decisiones que eres capaz de tomar por
ti mismo; busca primero la autorización y el beneplácito
de los demás.
Los niños se resisten a ser moldeados como buscadores
de aprobación. Hay muchos ejemplos de esto en las vidas
de todos los que entran en contacto con la gente joven. Una
infinidad de padres me han relatado sus experiencias de la
época en que enseñaban a sus hijos a no mojarse
los pañales y usar el orinal. Dicen que el niño
parece saber lo que se le pide y ellos se dan cuenta de que
el niño tiene la capacidad de controlar sus esfínteres.
Y sin embargo el niño, porfiada, deliberadamente, se
niega a hacerlo. {ésta es la primera protesta contra
la necesidad de la aprobación de los padres. Los mensajes
internos son: "Me podéis decir qué tengo
que comer, qué me voy a poner, con quién voy
a jugar, cuándo tengo que dormir, dónde tengo
que poner mis juguetes e incluso qué tengo que pensar.
Pero esto lo haré cuando yo quiera". Es la primera
protesta positiva contra la necesidad de la aprobación
de papá y mamá.
Cuando niño querías pensar por ti mismo, tener
confianza en ti mismo. Si tu padre te estaba ayudando a ponerte
el abrigo cuando eras pequeño, tú decías
"Yo lo puedo hacer solito". Pero el mensaje de vuelta
era a menudo: demasiado a menudo, "Yo te lo haré.
No tengo tiempo para esperar a que lo hagas tú solo".
O "eres demasiado pequeño". La llamarada
de independencia, el deseo de ser tú mismo tan vivo
en ti cuando eras niño era aplastado a menudo con un
rotundo: "Confía en papá y mamá.
Si no lo haces, te reprobaremos y si te reprobamos nosotros,
tú tendrás que reprobarte a ti mismo".
El núcleo familiar alimenta, bajo la apariencia de
buenas intenciones, la dependencia de sus miembros y la necesidad
de aprobación. Los padres que no quieren que a sus
hijos les pase nada malo deciden protegerlos de todo peligro.
Pero el resultado es exactamente lo contrario de lo que se
pretende, pues sin las armas necesarias para saber cómo
confiar en uno mismo en los momentos difíciles (solucionando
nuestras propias peleas, enfrentándonos con los insultos
y la agresividad de los demás, luchando por el honor
propio, ganándose la propia "vida"), es imposible
construir un arsenal de comportamiento independiente que nos
sirva para toda la vida.
Puede que no recuerdes todos los mensajes de búsqueda
de aprobación que te fueron telegrafiados cuando eras
un niño, pero seguro que muchos te llegaron cuando
eras muy pequeño. Y mientras muchos de los mensajes
de pide la autorización de papá o mamá
eran importantes para tu propia salud y seguridad, otros te
fueron enviados para enseñarte un concepto crítico:
aprender la buena conducta; la conducta que hay que tener
para ganar la aprobación de la gente. Esa aprobación,
que debería haber sido gratuita, se condicionaba al
hecho de agradar a alguien o a darle gusto. Lo fundamental
aquí no es que la aprobación no sea importante,
sino que debe ser otorgada libremente a los niños,
no como un premio a la buena conducta. No hay que contribuir
a que el niño confunda su propia estima con la aprobación
de cualquier otra persona.
MENSAJES ESCOLARES DE BÚSQUEDA DE
APROBACIÓN
Cuando abandonabas tu casa para ir al colegio, entrabas
en una institución especialmente diseñada para
inculcar a los niños el comportamiento y el pensamiento
adecuado para lograr la aprobación de los demás.
Pide permiso para todo. No te bases nunca en tu propio juicio.
Pídele permiso a la maestra para ir al lavabo. Siéntate
en la silla señalada. No te levantes si no quieres
incurrir en una sanción. Todo estaba orientado hacia
un control ejercido por los demás. En vez de enseñarte
a pensar, te estaban enseñando a no pensar por ti mismo.
Dobla tu papel formando dieciséis cuadrados y no escribas
en los márgenes. Estudia los capítulos uno y
dos esta tarde. Estudia la ortografía de estas palabras.
Dibuja así. Lee esto. Te enseñaron a ser obediente.
Y en caso de duda, a consultar con la maestra. Si incurrías
en el enfado de la maestra o, peor aún, del director,
tenías que sentirte culpable durante meses, o al menos
era eso lo que se esperaba de ti. Tu libreta de calificaciones
era un mensaje para tus padres para comunicarles el grado
de aprobación que habías alcanzado.
Si lees la declaración de los postulados de tu colegio,
que sin duda fueron escritos bajo la presión de un
grupo de supervisores y pedagogos oficiales, dirá sin
duda algo parecido a lo que sigue:
Nosotros, los fundadores de este colegio, creemos en la educación
y desarrollo total de todos y de cada uno de los alumnos.
El currículum ha sido diseñado de manera que
pueda responder a las necesidades individuales de todos los
alumnos de nuestro colegio. Tratamos de conseguir, y apoyamos
todos los esfuerzos que van dirigidos en esa dirección,
el desarrollo individual y la puesta al día, de nuestro
cuerpo estudiantil... etc.
¿Cuántos colegios o profesores se atreven
a poner en acción estas palabras? Cualquier alumno
que empieza a mostrar señales de ponerse al día
y de tener un verdadero control de sí mismo es puesto
rápidamente en su lugar... Los alumnos independientes,
seguros de sí mismos, llenos de amor a sí mismos,
poco susceptibles a la culpa o preocupación, son sistemáticamente
considerados como problemas y como alborotadores.
Los colegios no son eficaces para tratar con niños
que dan muestras de un pensamiento independiente. En la mayoría
de colegios, la búsqueda de aprobación es el
camino del éxito. Los viejos clichés del "mimado
de la maestra, o "lameculo" se han convertido en
clichés con razón. Existen y funcionan. Si logras
el aplauso de los profesores, te comportas de la manera que
ellos te han enseñado, estudias el programa que te
han puesto por delante, saldrás triunfante. Peor aún,
también saldrás con una fuerte necesidad de
aprobación, puesto que habrán logrado desalentar
todos tus impulsos para actuar por ti mismo y con confianza
en ti mismo.
Por lo general, cuando llega a la escuela secundaria el
alumno ya ha aprendido la lección. Ante la pregunta
de su consejero sobre las materias que le gustaría
estudiar en la secundaria, contesta con un "No sé.
Dígame usted lo que necesito". En la secundaria
le costará decidirse por los estudios que querrá
hacer y se sentirá mucho más cómodo cuando
las decisiones las toma un tercero. En el aula, aprenderá
a no dudar de lo que le enseñan. Aprenderá a
escribir una tesis correctamente y a interpretar a Hamlet.
Aprenderá a escribir disertaciones basadas no en su
propio juicio y sus propias opiniones sino en citas y referencias
que apoyarán todo lo que él diga. Y si no aprende
estas cosas, será castigado con malas notas (y con
la desaprobación del maestro). Y al tiempo de graduarse,
se dará cuenta de que le cuesta tomar por sí
mismo cualquier decisión ya que durante doce años
le han enseñado cómo pensar y lo que debe pensar.
Ha sido alimentado con una dieta sólida de consúltalo
con el maestro y ahora el día de su graduación
se da cuenta de que es incapaz de pensar por sí mismo.
Así es que suspira por la aprobación de los
demás y aprende que el logro de esta aprobación
es equivalente al triunfo y a la felicidad.
En la universidad se repite el mismo esquema de adoctrinamiento.
Escriba dos disertaciones mensuales; use el formato apropiado;
use una distancia de 16 y 84 para los márgenes; no
se olvide que deben ser escritas a máquina; no se olvide
de la introducción, el cuerpo y la conclusión;
estudie estos capítulos... La gran línea de
montaje. Sométase; complazca a los profesores y le
irá bien. Cuando finalmente el estudiante se inscribe
en un seminario en el que el profesor dice: "Este semestre
podéis estudiar lo que queráis dentro del campo
de vuestros intereses. Yo os ayudaré a escoger lo que
os conviene dentro del tema de vuestro interés, pero
se trata de vuestra educación y podéis hacer
con ella lo que os plazca. Yo os ayudaré todo lo que
pueda". Cunde el pánico. "Pero ¿cuántas
disertaciones tendremos que hacer?" "¿Cuándo
tenemos que entregarlas?" "¿Quiere que las
escribamos a máquina?" "¿Qué
libros tendremos que leer?" "¿Cuántos
exámenes habrá que pasar?" "¿Qué
tipo de preguntas?" "¿De cuántas páginas
de extensión tienen que ser las disertaciones?"
"¿Dónde ponemos los márgenes? "¿Tendré
que venir a clase todos los días?"
Éstas son preguntas típicas de quienes buscan
la aprobación de los demás y no pueden causar
la menor sorpresa si consideramos los métodos educativos
que acabamos de examinar. Se ha entrenado al alumno a que
todo lo haga para otra persona, para complacer al profesor,
para estar a la altura de las normas y expectativas de otras
personas. Sus preguntas son el resultado de un sistema que
demanda la búsqueda de aprobación para poder
sobrevivir en él. El alumno tiene miedo a pensar por
sí mismo. Es mucho más fácil y seguro
hacer lo que otra persona espera de nosotros.
MENSAJES INSTITUCIONALES DE BÚSQUEDA
DE APROBACIÓN
También adquirimos síntomas de búsqueda
de aprobación de otras fuentes.
La Iglesia ciertamente ha tenido una gran influencia en este
campo. Tienes que complacer a Jehová o a Jesús
o a alguien que está fuera de ti. Los líderes
de la Iglesia han desvirtuado el sentido de las enseñanzas
de los grandes maestros religiosos tratando de enseñar
conformidad y sometimiento y usando como armas el miedo al
castigo y el deseo de recompensa. Así, el hombre tiene
una conducta moral no porque cree que es lo apropiado, sino
porque Dios quiere que se comporte así. Si tienes alguna
duda, consulta con los mandamientos en vez de consultar contigo
mismo o con lo que tú crees.
Pórtate bien porque alguien te lo ha dicho y porque
alguien te castigará si no lo haces, no porque sabes
que ése es el comportamiento apropiado para ti. La
religión organizada apela a tus necesidades de búsqueda
de aprobación. Puede que el resultado sea la misma
conducta que habrías escogido tú, pero no la
habrás escogido libremente.
La experiencia religiosa más auténtica sería
la de poder fiarte de ti mismo como guía y no necesitar
la aprobación de una fuerza externa. Sería la
religión del ser verdadero, en la cual el individuo
determina su propia conducta basada en su propia conciencia
y en las leyes de su medio ambiente que funcionan para él,
en vez de permitir que alguien le dicte su conducta y decida
cómo debe comportarse. Un estudio cuidadoso de Jesucristo
nos demostrará que era un ser extremadamente realizado,
un individuo que predicaba la confianza en uno mismo y no
temía provocar la censura de los demás. Sin
embargo muchos de sus seguidores han adulterado el sentido
de sus enseñanzas haciendo de ellas un catecismo de
miedo y de odio a uno mismo. (En el Capítulo 12 hay
una descripción completa de las características
del individuo realizado.)
El Estado es otro buen ejemplo de institución que
usa la búsqueda de aprobación como motivador
de conformidad. "No confíes en ti mismo. No tienes
los conocimientos ni capacidades para funcionar solo. Nosotros
nos ocuparemos de ti. Nosotros cobraremos tus impuestos descontándolos
de tu sueldo para que no te gastes el dinero en otras cosas
antes de recibir tu factura de impuestos. Te obligaremos a
tomar un Seguro Social porque tú serías incapaz
de decidirlo por ti mismo; o de salvarte a ti mismo. No tienes
que pensar por ti mismo; nosotros reglamentaremos tu vida."
Y así vemos muchos gobiernos que van más allá
de su responsabilidad de proveer a las necesidades esenciales
de los ciudadanos y de gobernar a la sociedad.
Hay más reglas codificadas que gente para desobedecerlas.
Si alguien decidiera hacer poner al día todas las normas
que existen, descubriríamos que violamos la ley cientos
de veces al día. Alguien ha decidido cuándo
puedes salir de compras, y que no debes beber alcohol a ciertas
horas o ciertos días. Hay reglas contra todo, incluso
para lo que uno se tiene que poner a cierta hora y en ciertos
lugares, sobre cómo puedes disfrutar del sexo, lo que
puedes decir y por dónde puedes caminar. Afortunadamente
la mayor parte de estas normas son inoperantes. De todos modos,
la gente que elabora normas es gente que insiste en la creencia
de que ellos saben más que el propio individuo sobre
lo que le conviene a este último.
A diario nos bombardean con mensajes de nuestro medio ambiente
cultural que nos estimulan a buscar aprobación. Las
canciones que oímos a diario están llenas de
mensajes líricos que nos instan a buscar la aprobación
de los demás, especialmente las "bestsellers"
populares de las últimas tres décadas. Esas
letras dulzonas e inofensivas pueden resultar más dañinas
de lo que uno piensa. He aquí una breve lista de títulos
que envían mensajes declarando que algo o alguien es
más importante que uno mismo. Sin la aprobación
de ese alguien tan especial el "Yo" se derrumba.
- "No puedo vivir, si vivir significa estar sin ti."
- "Me haces tan feliz."
- "Me haces sentir como una mujer."
- "No eres nadie hasta que alguien te quiere."
- "Todo depende de ti."
- "Me haces sentir completamente nuevo."
- "Mientras él me necesite."
- "Si tú te vas."
- "La gente que necesita a la gente."
- "Tú eres el rayo de sol de mi vida."
- "Nadie me puede hacer sentir los colores que tú
me traes."
- "Sin ti yo no soy nadie."
Podrías intentar hacer un ejercicio la próxima
vez que oigas una canción que envía mensajes
en busca de aprobación. Pon atención a las letras
que reflejan la manera que te han enseñado a sentir,
esto es, que no llegarás a nada si alguien te critica
o te falla. Reescribe la canción para que encaje en
un patrón mental de control de uno mismo en vez de
la búsqueda de aprobación. Por ejemplo:
- Yo me siento mujer por mí misma; eso nada tiene
que ver contigo.
- Yo elegí amarte. Debo haber querido hacerlo entonces,
pero ahora he cambiado de opinión.
- La gente que necesita de la otra gente es la gente más
desgraciada del mundo. Pero la gente que quiere amor y disfruta
de la gente es la que logra ser feliz.
- Yo me hago a mí mismo muy feliz por las cosas que
me digo a mí mismo respecto de ti.
- Yo soy el rayo de sol de mi propia vida, y al tenerte a
ti, la hago brillar aún más.
- Yo puedo dejar de amarte, pero no quiero hacerlo.
Aunque es seguro que canciones así no se venderían,
con este método al menos podrás empezar a cambiar
la dirección de los mensajes inconscientes que oyes
y que reflejan lo aprendido por la gente de nuestro medio
cultural. Hay que traducir el "Sin ti no soy nadie"
a "Sin mí mismo no soy nadie, pero el tenerte
hace que este momento presente sea muy agradable"
Los anuncios de la televisión apelan de una manera
especial al pensamiento condicionado a la búsqueda
de aprobación. Muchos de estos anuncios reflejan los
esfuerzos que hacen los fabricantes para manipular tu voluntad
y lograr así que compres sus productos, reforzando
la noción de que lo que la demás gente cree
es más importante que lo que tú piensas.
Analiza el siguiente diálogo cuando recibas a amigos
en tu casa para jugar al bridge.
Primer amigo (husmeando): "¿Comiste pescado frito
anoche, querida?", dice con tono de desaprobación.
Amigo segundo: "Por lo que veo, George sigue fumando
los mismos puros", con un tono muy parecido que refleja
desaprobación.
Tú quedas ofendido, desconcertado, es más,
destruido, porque los demás censuran los olores de
tu propia casa.
Mensaje psicológico: "Lo que los demás
piensan de ti es mucho más importante de lo que tú
piensas de ti mismo, de modo que si no complaces a tus amigos,
mereces sentirte mal".
Analiza los dos anuncios siguientes y sus mensajes:
1. Una camarera observa que el cuello de la camisa de uno
de los clientes no está muy limpio cuando le ayuda
a ponerse la servilleta. La esposa se avergüenza al darse
cuenta que la camarera, que es una desconocida, reprueba su
comportamiento.
2. Una mujer se estremece de miedo cuando piensa en lo que
pensarán de ella sus amigas si se dan cuenta que sus
medias "panty" le quedan grandes. "No podría
soportar que pensaran mal de mí. Necesito su aprobación,
así es que escogeré otra marca en vez de la
que llevo."
Los anuncios de pastas dentífricas, desodorantes,
enjuagues bucales y lacas especiales están llenos de
mensajes psicológicas que te convencen de que tienes
que buscar la aprobación de la gente y de que la manera
de conseguirla es usando un determinado producto. ¿Y
por qué usan los fabricantes ese tipo de tácticas?
Porque les dan buenos resultados. Porque con ellas venden
sus productos. Se han dado cuenta de que la gente tiene necesidad
de ser aceptada y se aprovechan de esta necesidad creando
pequeños anuncios que mandan los mensajes apropiados.
Ahí tienes una cultura que valonza y fomenta la necesidad
de aprobación. No es nada sorprendente que descubras
que le das demasiada importancia a lo que piensan los demás.
Has sido condicionado en este sentido a lo largo de toda tu
vida e incluso si tu familia tuvo conciencia de que necesitabas
su ayuda para fomentar tu seguridad en ti mismo, los factores
culturales de los que dependían les impidieron hacerlo
como debían. Pero tienes que darte cuenta de que no
tienes por qué aferrarte a este comportamiento de necesidad
de aprobación. En su Puddinhead Jilson's Calendar,
Mark Twain nos describe convincentemente un método
para romper con una costumbre arraigada como puede ser la
de la búsqueda de aprobación.
"Las costumbres son costumbres y ningún hombre
debe tirarlas por la ventana; debe engatusarlas y hacer que
bajen por las escaleras de escalón en escalón."
ENGATUSANDO A LA BÚSQUEDA DE APROBACIÓN
PARA QUE BAJE LAS ESCALERAS DE ESCALÓN EN ESCALÓN.
Echa un vistazo a cómo funciona el mundo. Para resumir,
diremos que jamás puedes complacer a todos. En realidad
si logras complacer a un cincuenta por ciento de la gente,
lo estás haciendo bastante bien. Esto no es ningún
secreto. Sabes muy bien que por lo menos la mitad de la gente
que compone tu mundo va a estar en desacuerdo con al menos
la mitad de las cosas que digas. Y si esto es correcto (para
comprobarlo no tienes más que ver cómo en una
elección donde uno de los candidatos obtiene un triunfo
rotundo, el 40% de la gente ha votado en contra del ganador),
así siempre tendrás un 50% de posibilidades
de incurrir en algún tipo de repulsa o desaprobación
cada vez que expresas una opinión.
Movido de este conocimiento, puedes empezar a enfocar de
otra manera las actitudes críticas de la demás
gente. Cuando alguien no esté de acuerdo con algo que
tú dices, en vez de sentirte herido piensa que te has
encontrado con una de las personas que están dentro
del 50% que no está de acuerdo contigo. Saber que,
digas lo que digas, o pienses lo que pienses, o hagas lo que
hagas, habrá alguien que no esté de acuerdo
contigo, es la mejor manera de salirse del túnel de
la desesperación. Cuando seas consciente de la
posibilidad de crítica y la esperes, no te sentirás
inclinado a ofenderte por ello, y simultáneamente dejarás
de considerar que el rechazo de un pensamiento o sentimiento
tuyo implica el rechazo a tu persona.
No puedes evitar la desaprobación de la gente por
más que quieras. Por cada opinión que puedas
tener, habrá siempre alguien que tenga exactamente
la opinión opuesta a la tuya. Abraham Lincoln habló
de esto en una conversación en la que participó
en la Casa Blanca y sobre la que nos da cuenta Francis B.
Carpenter.
...Si yo fuera a leer, incluso a contestar, todos los ataques
que me dirigen, habría que cerrar esta tienda para
ocuparnos únicamente de ese negocio. Yo actúo
lo mejor que puedo y mejor me parece; y pienso seguir haciéndolo
hasta el final. Si al final el resultado es bueno, lo que
se diga en contra de mí no tendrá ninguna importancia.
Pero si al final el resultado es malo y aunque diez ángeles
juraran que yo tenía razón, no habría
ninguna diferencia, igual estaría mal.
ALGUNOS EJEMPLOS TÍPICOS DE COMPORTAMIENTOS
DE BÚSQUEDA DE APROBACIÓN
Al igual que el rechazo de sí mismo, la búsqueda
de aprobación incluye una gran variedad de comportamientos
de autocapitulación. Entre las actividades más
comunes y usuales del comportamiento de búsqueda de
aprobación se encuentran las que detallo en la siguiente
lista:
- Cambiar de postura o de manera de pensar porque alguien
da muestras de desaprobación.
- Suavizar un comentario o declaración para evitar
reacciones de desagrado.
- Adular a tu interlocutor para que te quiera.
- Sentirte deprimido o angustiado cuando alguien no está
de acuerdo contigo.
- Sentirte insultado o humillado cuando alguien comenta o
declara una opinión contraria a la tuya.
- Decir que la otra persona es una "snob, o un "engreído"
lo que es simplemente otra manera de decir "Préstame
más atención".
- Ser excesivamente amable y adulador aunque estés
en desacuerdo con lo que se dice.
- Hacer cosas para otra persona y sentir resentimiento porque
no te atreviste a decirle que no.
- Sentirte intimidado por un vendedor agresivo y comprar
algo que no te gusta o no quieres... o... tener miedo de devolverle
alguna mercancía porque le disgustará y no te
querrá.
- En un restaurante, comerte un trozo de carne que no está
hecho como lo pediste porque no le caerás simpático
al camarero si lo devuelves.
- Decir cosas que no piensas para evitar que la gente no
te quiera.
- Propagar noticias de muertes, divorcios, asaltos y cosas
por el estilo y disfrutar de la atención que por ello
recibes.
- Pedir permiso para hablar, o para comprar algo, o hacer
cualquier cosa, a una persona importante en tu vida porque
temes su desagrado.
- Pedir excusas continuamente los excesivos "lo siento"
y "perdón" que están destinados a
hacer que los demás te perdonen y te aprueben constantemente.
- Comportarte de una manera inconformista a fin de llamar
la atención, lo que equivale al mismo tipo de neurosis
que conformarse para lograr la aprobación externa.
De este modo, usar zapatillas de tenis con un smoking o comerse
el puré de patatas con las manos para llamar la atención
son otras formas de buscar aprobación.
- Llegar invariablemente tarde en todas las ocasiones, de
forma patológica para hacerte notar, es también
un truco del comportamiento de búsqueda de aprobación
con el que logras llamar la atención de todo el mundo.
Puede que lo hagas por una necesidad de sentir que te distingan
y en consecuencia estás bajo el control de los que
prestan atención a tus impuntualidades.
Tratar de impresionar a los demás con tus conocimientos
de algo que ignoras "pretendiendo" saberlo.
- Solicitando el halago de una manera indirecta esperando
la aprobación de la gente y sintiéndote mal
cuando no lo consigues.
- Sentirte infeliz porque alguien que tú aprecias
tiene una opinión contraria a la tuya y te la expresa.
Evidentemente que la lista podría continuar ad infinitum.
La búsqueda de aprobación es un fenómeno
cultural fácilmente observable en todos los rincones
del globo. Sólo es reprochable cuando se convierte
en necesidad, lo que equivale, por supuesto, a entregarse
y colocar la responsabilidad de cómo te sientes en
manos de otros cuya aprobación buscas.
LOS DIVIDENDOS DE LA BÚSQUEDA DE
APROBACIÓN.
Una mirada a las motivaciones de este comportamiento autofrustrante
será muy útil para ayudarnos a descubrir ciertas
estrategias con las que lograr eliminar la necesidad de buscar
la aprobación de los demás. Abajo enumero algunas
de las razones más comunes (generalmente de naturaleza
neurótica) para aferrarse al comportamiento de búsqueda
de aprobación.
Entre las retribuciones de la necesidad de búsqueda
de aprobación están incluidas las siguientes:
- Colocar la RESPONSABILIDAD de tus sentimientos en los
demás. Si te sientes así (fatal, dolido, deprimido,
etcétera) porque alguien no te aprueba, entonces {él,
esa persona, no tú, es responsable de lo que tú
sientes.
- Si ellos son responsables de cómo te sientes porque
no te aprueban, cualquier Cambio en ti se vuelve imposible,
puesto que es por culpa de los demás que te sientes
así. Entonces él o ellos serán responsables
también de que tú no cambies. Así la
búsqueda de aprobación te ayuda a evitar cualquier
cambio.
- Mientras los demás sean los responsables y tú
no puedas cambiar, tú no tendrás que correr
ningún riesgo. En consecuencia el aferrarte al comportamiento
de búsqueda de aprobación te ayudará
convenientemente a evitar cualquier actividad que implique
correr un riesgo en tu vida.
- Reforzar la imagen pobre de ti mismo y con ello fomentar
tu autocompasión y desidia. Si eres inmune a la necesidad
de aprobación, serás también inmune a
la autocompasión cuando no la consigas.
- Reforzar la idea de que otros tienen que ocuparse de ti;
de ese modo, puedes volver a la infancia y ser mimado, protegido
y manipulado.
- Culpar a los demás de lo que estás sintiendo,
con lo que creas un efecto de chivo emisario para todo lo
que no te gusta en tu vida.
- Engañarte a ti mismo diciéndote que cuentas
con la simpatía de aquellos que tú has hecho
más importantes que tú mismo en tu vida; de
ese modo, te sientes cómodo exteriormente aunque por
dentro alimentes las semillas del descontento. Cuanto más
importantes sean los otros, más importancia tienen
las apariencias externas.
- Gozar, solazándote con el hecho de que otra gente
te presta atención; lo que te da pie para jactarte
ante amigos que, como tú, van en busca de aprobación.
- Encajar en el medio ambiente cultural que aplaude ese
tipo de comportamiento y lograr el favor de la mayoría.
Este tipo de retribuciones neuróticas son sorprendentemente
parecidas a las retribuciones del odio a uno mismo. De hecho,
el tema de evitar la responsabilidad, los cambios y los riesgos
se encuentra en el meollo del pensamiento y del comportamiento
autodestructivos descritos en este libro. Sin emplear el elaborado
idioma de los diagnósticos, puedo decir que simplemente
es más fácil, más corriente y familiar,
y menos arriesgado, aferrarse a comportamientos neuróticos.
Y obviamente la búsqueda de aprobación como
necesidad no es una excepción.
UNA MIRADA A LA SUPREMA IRONÍA DEL
COMPORTAMIENTO DE BÚSQUEDA DE APROBACIÓN.
Vamos a fantasear unos instantes. Hazte cuenta que realmente
quieres la aprobación de todos y que es posible obtenerla.
Más aún, imagínate que es una meta sana
y digna de alcanzar. Ahora bien, teniendo esto en cuenta,
¿cuál sería el mejor método, el
más eficiente para lograr tu cometido? Antes de contestar
piensa en la persona que, en el círculo de tus relaciones,
es la que recibe mayor aprobación. ¿Cómo
es este individuo? ¿Cómo se comporta? ¿Qué
hay en él que atrae a toda la gente? Lo más
probable es que estés pensando en alguien que es directo
y franco, independiente de la opinión de los demás,
un ser realizado. Lo más probable es que tenga poco
o nada de tiempo para dedicarlo a la búsqueda de aprobación.
Casi seguro que es una persona que dice las cosas tal como
son a pesar de las consecuencias que esto le pueda acarrear.
Quizá piensa que el tacto y la diplomacia son menos
importantes que la honestidad. No es una persona susceptible,
simplemente un individuo que tiene poco tiempo para el tipo
de juego que significa el hablar delicadamente y teniendo
cuidado de decir las cosas bien para evitar herir a los demás.
¿No te parece irónico? La gente que parece
conseguir la mayor cantidad de aprobación en la vida
es precisamente la que nunca la busca, que no la desea y a
la que menos le preocupa conseguirla.
He aquí una pequeña fábula que podemos
aplicar para ilustrar este caso, ya que la felicidad es la
ausencia de la búsqueda de aprobación como necesidad.
Un gato grande vio cómo un gatito pequeño trataba
de pescarse la cola y le preguntó: "¿Por
qué tratas de pescarte la cola en esa forma?".
El gatito dijo: "He aprendido que lo mejor para un gato
es la felicidad, y que la felicidad es mi cola. Y por eso
la persigo y trato de pescármela; y cuando la pesque
habré logrado la felicidad. El gato viejo le dijo:
"Hijo mío, yo también le he prestado atención
a los problemas del universo, yo también he pensado
que mi cola era la felicidad. Pero, me he dado cuenta que
cuando la persigo se me escapa y cuando voy haciendo lo que
tengo que hacer ella viene detrás mío por dondequiera
que yo vaya".
De modo que, si tanto quieres merecer aprobación
es irónico pensar que la mejor manera de lograrla es
no desearla y evitar correr tras ella y no reclamársela
a todo el mundo. Estando en contacto contigo mismo y usando
la imagen positiva de ti mismo como consejera, recibirás
mucha más aprobación.
Por supuesto que nunca recibirás aprobación
de todo el mundo por todo lo que haces, pero cuando te consideres
a ti mismo como una persona valiosa no te deprimirás
cuando te la niegan. Considerarás que la desaprobación
es una consecuencia natural de la vida en este planeta donde
la gente es individualista en sus percepciones.
ALGUNAS ESTRATEGIAS ESPECÍFICAS
PARA ELIMINAR LA BÚSQUEDA DE APROBACIÓN COMO
NECESIDAD.
A fin de amenguar tu comportamiento de búsqueda de
aprobación, necesitarás ponerte en contacto
con las retribuciones neuróticas que te impulsan a
continuar con ese comportamiento. Aparte de los pensamientos
positivos sobre tu valía cuando entras en contacto
con algún tipo de reprobación (que es la mejor
estrategia que puedes emplear), he aquí otras estrategias
positivas con las que puedes trabajar para evitar la dependencia
de la búsqueda de aprobación.
- Etiqueta la desaprobación con nuevas respuestas
que empiecen con la palabra tú. Por ejemplo, te das
cuenta de que tu padre no está de acuerdo contigo y
se está enfadando. En vez de cambiar de posición
o defenderte, simplemente contesta con un "tú
te estás enfadando y piensas que yo no debería
pensar como pienso". Esto te mantendrá en contacto
con el hecho de que la desaprobación le pertenece a
él y no a ti. La estrategia del tú puede ser
empleada en cualquier momento y con resultados sorprendentes
si llegas a dominar la técnica. Tendrás que
luchar contra la tentación de empezar con "Yo,
es decir, poniéndote en la posición de necesitar
defenderte o de modificar lo que acabas de decir para lograr
que te acepten.
- Si piensas que alguien está tratando de manipularte
rebajando tu autoestima, dilo. En vez de ablandarte con el
propósito de lograr aunque sea algo de aprobación,
puedes decir en voz alta: "Normalmente yo modificaría
mi posición para lograr que me aceptes y me quieras,
pero realmente creo en lo que acabo de decir y tú tendrás
que entendértelas con tus propios sentimientos al respecto".
O "Supongo que te gustaría que yo cambie de opinión".
El hecho de etiquetarlo te mantendrá en contacto con
tus propios pensamientos y tu propio comportamiento.
- Puedes agradecer a la persona que te está proporcionando
datos que te serán útiles para tu crecimiento
y desarrollo, aunque sean cosas que no te gusten. El acto
de agradecer pone fin a cualquier tipo de búsqueda
de aprobación. Tu marido te dice que te estás
portando de una manera tímida y nerviosa, que no le
gusta. En vez de tratar de complacerlo, simplemente le agradeces
que te lo haga notar. Así desaparecerá el comportamiento
de búsqueda de aprobación.
- Puedes buscar a propósito que te desaprueben y trabajar
contigo mismo para que eso no te moleste. Busca a alguien
con quien estás seguro de no coincidir y enfréntate
cara a cara con la desaprobación manteniendo de forma
serena tu posición. Poco a poco irás molestándote
menos y te será menos difícil no cambiar de
punto de vista. Te dirás a ti mismo que esperas esta
"contra", que les está bien a ellos ser así,
y que en realidad no tiene nada que ver contigo. Al ir en
busca de la desaprobación en vez de evitarla aumentarás
tu repertorio de comportamientos para tratarla en forma eficiente.
- Puedes practicar técnicas para ignorar los actos
de desaprobación y para no prestarle atención
a los que tratan de manipularte con sus acusaciones. Por ejemplo,
en una ocasión en que un colega mío daba una
conferencia ante numeroso público en Berlín,
uno de los que lo escuchaban, evidentemente muy irritado por
algunas de las cosas que éste decía, no pudo
aguantar más y utilizando un argumento secundario,
le dedicó una serie de comentarios insultantes en forma
de preguntas. Estaba tratando de que el orador cayera en la
trampa y se enredara con él en una discusión
neurótica. La respuesta de mi colega a esta retahíla
agresiva fue un simple "de acuerdo" y luego siguió
con su conferencia. Al no prestar atención a los insultos,
demostró que no iba a valorarse a sí mismo por
lo que el otro podría pensar. Como es de suponer el
inoportuno dejó de interrumpir la conferencia. Si el
conferenciante no hubiese tenido una buena opinión
de sí mismo, hubiera dejado que la opinión del
otro fuese más importante para él que su propia
valoración de sí mismo y se hubiera molestado
cuando esa persona se la hubiera cuestionado.
- Puedes romper la cadena que conecta con lo que los demás
piensan, dicen y hacen, y tu propia valoración. Habla
contigo mismo cuando te enfrentes con la crítica. "Éste
es asunto suyo, yo me imaginaba que iba a actuar así.
Pero eso no tiene nada que ver conmigo." Esto eliminará
el dolor que te provocas a ti mismo cuando relacionas los
sentimientos de otra persona con tus propios pensamientos.
- Hazte a ti mismo esta importante pregunta cuando sientas
que te critican. ¿Me iría mejor si estuvieran
de acuerdo conmigo? La contestación es no, obviamente.
Lo que ellos piensan no puede tener ningún efecto sobre
ti al menos que tú permitas que lo tenga. Más
aún, es muy probable que descubras que gente importante
como tu jefe, y el ser que tú amas, te quieren y aceptan
más cuando no te preocupa el no estar de acuerdo con
ellos.
- Acepta el hecho muy simple que mucha gente ni siquiera
te comprenderá, y que eso está bien. Por tu
parte tú tampoco comprenderás a mucha de la
gente que está muy cerca tuyo. No tienes por qué
hacerlo. Está muy bien que ellos sean diferentes y
la comprensión más fundamental que puedes demostrarles
o sentir, es que no comprendes. Gustav Eschheiser lo demuestra
muy claramente en las líneas siguientes de su Apariencias
y realidades:
... Si la gente que no se comprende, al menos comprendiera
que no se comprende, entonces se comprenderían mejor
que cuando, sin comprenderse, ni siquiera comprenden que no
se comprenden los unos con los otros.
- Puedes negarte a discutir o a tratar de convencer a los
demás de lo acertado de tu posición, y simplemente
creer en ella.
- Confía en ti mismo cuando compres ropa u otros
efectos personales sin consultar primero con alguien cuya
opinión valoras más que la tuya propia.
- Deja de buscar respaldo para lo que dices buscando justificación
y apoyo de parte de tu cónyuge o cualquier otra persona
con frases como las siguientes: "¿No es así,
querida?" o "¿No es cierto que así
lo hicimos, Raph?" o "Pregúntaselo a Marie,
ella te lo dirá".
- Corrígete en voz alta cada vez que vayas en busca
de aprobación, para que te des cuenta de que tienes
esta tendencia y pruebes nuevos comportamientos para evitarla.
- Trabaja conscientemente en tratar de evitar las múltiples
excusas que das incluso cuando no te arrepientes de lo que
acabas de decir. Todas las apologías son ruegos de
perdón. Y las peticiones de perdón son formas
de búsqueda de aprobación como por ejemplo:
"Yo sé que no me querrías si yo pensara
realmente lo que te acabo de decir, así que, por favor,
dime que todavía me aceptas. Disculparse es perder
el tiempo. Si necesitas que otra persona te perdone para poder
sentirte mejor, quiere decir que estás dejando que
controlen tus sentimientos. Y si puedes decidir no portarte
de cierta manera y pensar que algunas expresiones de tu conducta
no están bien, vivir disculpándose es un tipo
de comportamiento enfermizo que otorga el control de uno mismo
a un tercero.
- En cualquier conversación, toma el tiempo que pasas
hablando tú y compáralo con el tiempo que han
estado hablando los demás, tu cónyuge o tus
conocidos. Puedes trabajar para no ser el que habla menos
y sólo cuando te piden que participes en la conversación.
- Puedes verificar en la próxima reunión a
la que asistas cuántas veces te interrumpes y si siempre
eres condescendiente cuando hablas al mismo tiempo que otro
miembro del grupo. Puede que tu búsqueda de aprobación
se esté convirtiendo en timidez. Busca estrategias
para poder hablar sin que te interrumpan poniendo de manifiesto
ese comportamiento cuando aparezca en tu medio.
- Toma nota de cuántas frases afirmativas pronuncias
y cuántas en forma de interrogación. Acaso haces
preguntas, pides permiso y aprobación, en vez de dar
tu opinión de frente? Por ejemplo, la pregunta "Qué
buen día hace, ¿no?, pone a la otra persona
en posición de resolver un problema y a ti en la de
buscar aprobación. Un simple "Qué buen
día", es una afirmación más que
una indagación. Si siempre estás haciendo preguntas
quiere decir que estás embarcado en la búsqueda
de aprobación en un área que puede parecer sin
importancia, pero que refleja la falta de confianza en tu
propia capacidad para hacerte cargo de tus cosas.
Éstos son los primeros pasos para eliminar la necesidad
de la búsqueda de aprobación en tu vida. Si
bien no tratas de eliminar toda aprobación externa,
intentas al menos evitar que cualquier pequeñez te
inmovilice. Los aplausos son agradables y la aprobación
es una experiencia muy satisfactoria. Y es muy agradable sentirte
aprobado. Lo que buscas es la inmunidad ante el dolor cuando
no logras los aplausos que buscas. Igual que el que decide
hacer una dieta para adelgazar no puede probar su fuerza de
voluntad cuando está con el estómago lleno,
o el individuo que ha decidido dejar de fumar no mide su tenacidad
después de haber apagado el último cigarrillo,
así no te probarás a ti mismo mientras no te
enfrentes con la desaprobación. Puedes alegar hasta
ponerte rojo como un tomate que puedes enfrentarte con los
desaires y que no vas a exigir que todo el mundo te aprecie,
pero hasta que te enfrentes con las situaciones contrarias
no sabrás cómo te está yendo. Si logras
eliminar esta molesta zona errónea de tu vida lo demás
te parecerá fácil, porque has sido condicionado
a necesitar la aprobación de los demás desde
que respiraste por primera vez en esta Tierra. Tendrás
que practicar mucho para lograrlo pero bien vale la pena cualquier
esfuerzo que pongas en ello. La inmunidad ante la desesperación
de enfrentarnos con la desaprobación de los demás
es como un billete que nos garantiza una vida llena de deliciosos
momentos presentes libres y personales.
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