EL OPUS DEI. Creencias y
controversias
sobre la canonización de Monseñor Escrivá
María Angustias Moreno
DEDICATORIA, PRÓLOGO E INTRODUCCIÓN
A los que se sientan afectados en su fe, por si en algo
puede ayudarles
A los que pudieran hacerlo mejor, por si les sirve de
algo
La Congregación Vaticana para la Causa de los
Santos dictamina expediente de beatificación y santificación
en la Iglesia Católica del español José
Marúa Escrvía de Balaguer, y deja expedita
la vía para que el Papa le declare Beato. 6-7-91
PRÓLOGO
El prólogo pudo haber sido de Don Lamberto de Echeverría,
sacerdote, catedrático de Derecho Canónico en
las dos Universidades de Salamanca.
Las dificultades entre las que se ha tenido que debatir este
"trabajito" que ahora vé la luz, dieron tiempo
para que un infarto (en febrero de 1987) se lo llevara de
este mundo, sin lograr el deseo, que como manifiestan las
cartas adjuntas, los dos compartíamos. Él tenía
un especial interés en que se re editaran mis primeros
libros, reedición que podía llevar añadidos
estos otros capítulos de ahora. El proyecto ha salido
algo distinto, aunque entiendo que, para D. Lamberto, el orden
de los factores no altera el producto, no cambia su concepto
al respecto.
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Universidad de Salamanca
Facultad de Derecho
Departamento de Derecho Canónico
Salamanca, 14 de junio de 1985
Srta. María Angustias Moreno
Sevilla
Querida María Angustias:
Hasta hoy 14 no he recibido tu carta del 7, pero ya María
Isabel me había anticipado su contenido. Me ha
llenado de tristeza. No podemos resignarnos a decir que
ya hemos hecho lo que estaba en nuestras manos. Hay que
continuar luchando. Nos encomendaremos a Santa Catalina
de Siena que tuvo que vivir situaciones parecidas. No
sabes bien lo que me duelen estas cosas cuando uno es
profesional del Derecho canónico, pero experimentas
lo que se siente cuando se es simple fiel. No perdamos
el ánimo.
Por hoy, no tengo tiempo para más. Recibe
mi bendición, con mis alientos.
Lamberto de Echeverría
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Universidad Pontificia de Salamanca
Salamanca, 31 de diciembre de 1985
Srta. María Angustias Moreno
SEVILLA
Querida María Angustias:
Si has hablado con las Velazquez te habrán contado
el oscuro tunel en el que he estado metido hasta hace
pocos días. Alegremente, y pensando que iba a ser
una cosa muy sencilla, me comprometí a entregar
el original de un "Episcopologio Español Contemporáneo"
a la imprenta antes de fin de año. Pese a la ayuda
de ellas, y de otras personas que han colaborado conmigo,
y a mi esfuerzo, que tampoco ha sido pequeño, nos
hemos visto muy mal, y tuve que interrumpir toda la correspondencia.
Por eso no te he contestado antes.
Con toda oportunidad llegó tu preciosa felicitación
de Navidad. Te la agradecí de corazón, y
no solo por su belleza sino principalmente por el afecto
que reflejaba en lo que me escribías. He pedido
por ti estos días y he dejado en manos de Dios
tu año 1986. El te dará lo mejor.
Estoy deseando hablar contigo porque según
me dijo María Isabel estás desanimada. No
es que no tengas motivos, lo reconozco, pero querría
hacerte ver que hay que continuar, sin cansarse. Buscaremos
una ocasión de coincidir en Madrid para poder cambiar
impresiones. ¡Tienes que declarar y tienes que sacar
el libro!
Entonces comentaremos las visicitudes del libro
de Giancarlo Rocca. Va por el mismo camino que el tuyo.
Pero está decidido y entusiasta, como si nada ocurriera.
Mientras llega la ocasión de encontrarnos
recibe mi bendición y un abrazo.
Lamberto de Echeverría
P.D. Ciertamente estaré en Madrid la semana
de Pascua, primera de abril de este año. Tal vez
fuera buena ocasión, si es que no vas antes.
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Universidad de Salamanca
Facultad de Derecho
Salamanca, Navidad 1986
Srta. María Angustias Moreno
SEVILLA
Querida María Angustias:
Tardíamente, en la caótica situación
de correos de estos días recibí tu carta
del 16. No tienes que explicarme porqué escribes
a máquina. Hay confianza para eso, y te leo con
mucha mayor facilidad.
Correspondo a tu felicitación de Navidad.
He tenido muy presente estos días santos en mis
oraciones, y he pedido para ti un fecundo año 1987.
Era sabido que si lo de Plaza y Janés no
resultaba enseguida, ya no saldría. Estuvo claro
desde el primer momento. Es una pena porque se trata de
una editorial muy potente, que habría difundido
bien el libro. Esas otras que propones ¿qué
garantías te dan de distribuirlo eficazmente?
En cuanto al título, ahí te doy mi
parecer. Tiene que resultar inequívoco de que trata
de una nueva edición, porque el haber tenido varias
da prestigio a los libros. Título y subtítulo
deben reflejar bien el contenido. El Prólogo te
lo haré cuando ya sea un hecho la reedición.
Es mejor dejarlo para última hora.
Habría muchas cosas que comentar, pero mi
correspondencia de Navidad no me lo consiente. Recibe
mi bendición y un abrazo.
Lamberto de Echeverría
Gracias don Lamberto por toda su colaboración y ayuda.
INTRODUCCIÓN
"Una historia en la que se propone la parte luminosa
omitiendo sus sombras; donde sólo se proponen las virtudes
de los buenos arrojando un piadoso velo sobre sus defectos
y aún vicios (...) No será aquella historia
a la que el orador latino llamó 'magistra vitae', maestra
capaz de dirigir los pasos por el camino de la vida".
(Leudovico Pastor).
No se trata por tanto, cuando intentamos aportar nuestros
testimonios sobre la historia de la Obra o de la vida de Escrivá,
no tiene por qué tratarse de "desasosegados afanes
desbeatificadores", como lo ha calificado públicamente
algún miembro de esta institución. Ni creo que
por el hecho de diferir de los datos a favor, acerca de la
beatificación de Escrivá, por el hecho de "no
omitir las sombras", tengamos por qué ser tachados
de "pasantes del demonio", "oficiantes de enredos",
"orquestadores de trampas, granujerías y campañas
calumniosas" o "lucíferos detractores"
[Pilar Urbano. "Mundo" 17-2-92].
De forma paralela parecen surgir también ahora otras
voces, de los mismos que componen la institución, aparentemente
más conciliadoras, dispuestas a aceptar equivocaciones,
aunque siempre achacadas a irresponsabilidades de "terceros"
(algo que, como veremos, en la Obra es prácticamente
imposible), voces dispuestas a planteamientos menos ofensivos,
o menos drásticos, respecto a quienes ellos consideran
sus enemigos. Evidentemente concebidas para el momento; hasta
que pase la avalancha. ¿Por qué sino, ahora?,
después de cuantos años insultando y atacando
sin ninguna consideración? ¿Por qué?
La Obra, además de ser un fenómeno eclesial,
religioso, lo es también, por sus repercusiones, un
fenómeno social e histórico. Por lo que resulta
obvio que el interés por el tema, al margen de lo que
otros crean, puede ser, desde sociológico, historicista
(o de verdad histórica), hasta propiamente cristiano.
Puede ser y lo es, como me consta en muchos casos, desde el
escándalo o el desconcierto que para muchos supone
el contenido y las formas de santidad que en este caso se
nos ofrecen.
Lo cual no impide el miedo, o la falta de libertad, de otros
que podrían aportar importantes testimonios, y no lo
hacen. A pesar de tratarse de un tema creo que serio y de
repercusiones nada despreciables a diversas escalas como iré
exponiendo.
Por mi parte sólo me propongo, una vez más,
reflexionar en alto. Seguir reflexionando sobre la historia
que sigue. Con la sola y única intención de
salir al paso de vacíos de opinión, que hoy
son indignaciones soterradas, y que tal vez, dentro de un
tiempo, podrían quedar convertidas en la lamentable
indignación de no haber sabido estar a la altura de
las exigencias debidas.
Dicen los miembros de la Obra "que todavía es
pronto", que "todavía no se ha escrito prácticamente
nada, de todo lo que este fundador de la Obra, podrá
escribirse con el tiempo", a favor lógicamente
"tendrán que pasar años", siguen diciendo.
[B. Badrinas "La Clave" (Antena 3) -2-92.]
Todavía hay demasiados testigos respecto a una realidad
que por mucho que algunos se empeñen en querer simplificar
como una lucha entre "amigos" y "enemigos",
entre "defensores" y "detractores", va
realmente mucho más allá.
Cuando los testigos presenciales de los hechos, de la vida
o de la anécdota de este hombre desaparezcan, puede
que sea más fácil. Aunque tal vez no tanto.
Tal vez entonces, la mayor perspectiva haga que todo resulte
aún más elocuente.
Todavía es pronto, dicen ellos, para contar o escribir.
Pero no para plantear una Beatificación con una celeridad
"inusitada" .
¿Por qué tanta prisa?
La historia de la relación de la Obra, desde sus comienzos,
con los distintos Papas que se han ido sucediendo no ha sido
siempre tan halagüeña como a veces pretenden hacemos
ver desde la institución. Valga de muestra la descripción
que vivimos durante tanto tiempo (yo, toda mi estancia en
la Obra) como ya conté en alguna ocasión, de
rezar por el Papa que viniera, porque el que había
no entendía la Obra.
Llegó el actual, y lograron, a su estilo (al estilo
de la institución) la tan deseada Prelatura. Ahora
pueden lograr que también salga adelante, en el mismo
orden de cosas, la Beatificación de su Fundador. Y
puede también que si no lo consiguen ahora todo vuelva
a ser más difícil. Y hay que darse prisa.
Puede también que la propia problemática que
constantemente suscita la frecuente contradicción de
la doctrina de la Obra (de la fundación de Escrivá),
les haga intuir, a pesar de su "fuerza" (del poder
de la Obra) la profunda debilidad o inconsistencia de sus
propias suficiencias. ¡Qué osadía! (la
mía). Y necesiten, con necesidad de medio, ampararse,
además de en tal aprobación de la Prelatura
ya conseguida, en este nuevo "espaldarazo" eclesiástico
que indudablemente será la Beatificación, para
poder así seguir alimentando preponderancias, por otra
parte tan controvertidas.
Puede que también sea porque todo estaba preparado:
"atado y bien atado". Es verdad. La diligencia de
los hijos del Padre en bien de éste y de su Obra, como
él enseñara, evidentemente cae fuera de toda
duda. Como fue también evidente el culto, que ya en
vida, se le tributaba a este fundador. Culto promovido por
él mismo. Él y sólo él decidió
que le deberíamos llamar Padre, escribiéndolo
siempre con mayúsculas. Él fue el que promovió
que para saludarle lo hiciéramos arrodillándonos
con la rodilla izquierda. Desde siempre fue él el que
estaba convencido de que llegaría a santo, tenía
que ser santo.
Frente al exhaustivo despliegue de escritos de la Obra sobre
el tema, esta aportación mía resulta, lógicamente,
insignificante. No sé si más o menos oportuna.
Lo que sí sé es que en absoluto oportunista,
ya que como bien es sabido es éste un tema que siempre
trae consigo muchos más problemas que alegrías;
esa es entre otras, mi propia y personal experiencia. Puede
que también haya quien piense que todos contamos igual
y que siempre son las mismas cosas. Lo importante es que lo
hacemos personas y diversas, de edades, ciudades, profesiones
e incluso clases sociales muy variadas que hemos vivido la
Obra en épocas distintas, en labores distintas, y que
no obstante coincidimos. Parece por tanto que más que
tratarse de una reiteración innecesaria y absurda,
se trata de una evidente demostración de autenticidad.
No es verdad que seamos sólo unos pocos, siempre los
mismos, los que diferimos, nadie más en más
libros ha aportado más de 30 testimonios, surgidos
de forma absolutamente espontánea e independiente,
distantes unos de otros. A pesar del miedo. y éstos
si que son sólo algunos. Hay muchos más.
Yo por mi parte lo único que intento es "cuestionar".
No desde la anécdota, aunque alguna salpique, sino
desde la propia contradicción de sus dichos y sus hechos,
sus enredos, sus mentiras, o la constante disociación
entre su teoría y su práctica.
Cuestionar para que, quienes pueden y deben, hagan que de
la controversia sea posible pasar a la creencia; del enredo
a la claridad; del desconcierto a la posibilidad de una coherencia
elemental.
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