HIJOS EN EL OPUS DEI
Javier Ropero
19. "NO DIGAS
NUNCA QUE SOY UN SANTO"
Cuando hables de mí no digas nunca que soy un
santo (palabras del fundador del Opus Dei al actual vicepostulador
de la causa de canonización, don Benito Badrinas,
según declaraciones de este último en el programa
televisivo "La Clave" de Antena 3,7 de febrero
de 1992).
La polémica fue la gran protagonista durante los meses
anteriores a la beatificación de Escrivá. Que
si Escrivá era pro-nazi, que si su actuación
estuvo a punto de llevar a Torrente Ballester al paredón,
etc. Hechos que la prensa se encargó de airear a los
cuatro vientos pero que enturbiaron el verdadero fondo de
la cuestión.
Pienso que no es necesario recurrir a este tipo de "contundentes"
argumentos para desacreditar una causa de beatificación.
Es de suponer que cuando una causa prospera ha de poderse
responder con meridiana seguridad a las siguientes cuestiones
de régimen canónico:
¿Goza el candidato de la reputación de haber
muerto como mártir o de haber practicado las virtudes
cristianas en grado heroico?
¿Qué mensaje o ejemplo particular aportaría
a la Iglesia la canonización del candidato?
¿Está la reputación de martirio o de
virtudes extraordinarias del candidato basada en hechos?
Por el contrario, ¿hay algo en la vida o en los escritos
del candidato que presente un obstáculo a su canonización?
Específicamente, ¿ha escrito, enseñado
o defendido opiniones heterodoxas o contrarias a la fe o a
la moral católicas?
¿Hay entre los signos divinos atribuidos a la intercesión
del candidato algunos que sean inexplicables para la razón
humana y que constituyan, por tanto, potenciales milagros?
¿Hay alguna razón pastoral por la que el candidato
no debiera ser beatificado en este momento?
Después de la beatificación del candidato,
¿se han producido gracias a su intercesión otros
milagros que pudieran ser interpretados como señales
divinas de que el beato es digno de canonización?
¿Hay alguna razón pastoral por la que el beato
no debiera ser canonizado en el momento presente? (Cuestiones
reseñadas en el libro "Fabricando santos"
de Kenneth L. Woodward, Ediciones B, 1991, pág. 92.)
Pienso que el lector, a esta altura del libro, podría
responder por él mismo a las anteriores preguntas y
hacer un dictamen sobre la santidad del fundador.
No obstante, intentaremos echar una mano a nuestros lectores
mencionando las siguientes:
a) Razones teológicas. Los escritos de Escrivá,
especialmente Camino, apenas resisten un superficial examen
teológico. Su falta de comprensión de la naturaleza
de la caridad fraterna (recuérdese el capítulo
titulado "La caridad bien entendida...") es quizá
lo más destacable, y a esto hay que añadir sus
interpretaciones misóginas del Evangelio ("Amigos
de Dios", párrafo 176), su proselitismo elitista
contrario a la concepción universalista de Jesús
(Camino, puntos 978, 802 y 946), su idea errónea de
la libertad personal al acuñar los términos
"santa intransigencia", "santa coacción",
"castigar por amor" (Camino, puntos 387, 394, 398,
399 y 424) y su falta de comprensión de la pobreza
evangélica Camino, punto 979, "Amigos de Dios",
punto 123). Para maquillar los graves errores presentes en
Camino y poder presentar a la comisión teológica
para la canonización unos documentos, supuestamente
del fundador, más aceptables, el Opus Dei se ha esforzado
últimamente en publicar unos escritos inéditos
de Escrivá, como "Surco" y "Forja",
en los que se aprecian un estilo distinto (más relamido
y cerebral) y una ideología más contemporizadora.
Muchas de sus actuaciones tampoco resisten un superficial
examen teológico, como su invitación pública
a un "fervor de conveniencia" al Santo Padre ("rezad
por el Papa que ha de venir" durante el pontificado de
Pablo VI), su jactancia pública de haber creado un
"Índice" de literatura prohibida, cuando
el Papa había retirado el "Índice"
de la Iglesia, sus actuaciones de menosprecio a la mujer (Opus
Dei: "Vida y obra del fundador". Rialp, 1987, pág.
210) y su tergiversación de la verdadera naturaleza
de las relaciones paterno-filiales (él era "Nuestro
Padre"; su hermana, "tía Carmen", y
su madre, "la abuela", cfr. "Crónica",
febrero 1970).
b) Razones pastorales. La beatificación de
Escrivá pretende tener un efecto inmediato: el del
reforzamiento institucional del Opus Dei y su labor de proselitismo
dentro de la Iglesia. Pero como hemos visto, existen diversas
asociaciones católicas de padres, como Our Lady and
Saint Joseph in Search of the Lost Child y Housetop que no
dudan en calificar como secta al Opus Dei. "Dentro de
la Iglesia está creciendo una secta más que
se autodenomina Opus Dei", reza el ideario de la primera
asociación. Otras asociaciones no confesionales que
se dedican al asesoramiento y rehabilitación de sectarios,
como FAIR y AIS, tampoco tienen pelos en la lengua: "Para
nosotros, después de la experiencia de estos años,
el Opus Dei es una secta más", afirma María
Rosa Boladeras (declaraciones a "Época",
10 de febrero de 1992). Es obvio, a la luz del documento vaticano
"El desafío de los nuevos movimientos religiosos"
y del Sínodo Extraordinario de los Obispos de 1985,
que el comportamiento sectario del Opus Dei representa un
gravísimo problema pastoral con posibles consecuencias
desastrosas para la credibilidad de la propia Iglesia.
c) Razones de ejemplaridad para la Iglesia. ¿Puede
ser Josemaría Escrivá de Balaguer un modelo
de santidad para el católico de hoy? Estará
conmigo el lector en que el cristiano de hoy en día
espera que un santo sea un ejemplo de caridad, de misericordia,
de compasión activa con el pobre o marginado, de compromiso
con los problemas reales de nuestro mundo, hay tantos....
El cristiano de hoy no comparte el modelo de santidad de los
monjes recluidos en sus celdas con la disciplina teñida
de sangre en sus manos. El cristiano de hoy no necesita modelos
de intransigencia ni de intemperancia, harto ya de la beligerancia
de hermanos contra hermanos a la que conducen tantos fanatismos
religiosos. En suma, al cristiano de hoy no se le puede hacer
comulgar con la rueda de molino de la emulación de
este tipo de herrumbrada santidad.
d) Razones psicológicas. Durante el período
previo a la canonización hemos podido escuchar el testimonio
de seguidores y detractores de Escrivá. Las narraciones
acerca del fundador eran variopintas, pero sin embargo muchas
tenían un denominador común, la inestabilidad
emocional del fundador. Escrivá alternaba los momentos
de euforia con otros de mal reprimida tristeza ("...
y prorrumpió a llorar, con un llanto amargo. Las jóvenes
se quedaron como de piedra..." (cfr. Opus Dei. "Vida
y Obra del fundador Josemaría Escrivá de Balaguer",
Ediciones Rialp, 1987, pág. 210), o los momentos de
ira contenida con los de alegría desbordante:
Cuando llegó, todo el mundo se levantó de
un salto. Estaba acompañado por Álvaro del
Portillo, el actual presidente general.
Monseñor Escrivá tenía una expresión
en su cara que se me quedó marcada indeleblemente
en la memoria. Su mirada era una mezcla de ira y de terror.
Me quedé impresionado por esto y le pregunté
al numerario que estaba al lado mío qué pasaba.
Él simplemente sonrió. Monseñor Escrivá
se recompuso rápidamente... (Fergal Bowers: The Work.
"An Investigation into the History of Opus Dei and
how it operates in Ireland Today", Poolbeg Press Ltd.,
Dublín, 1989.)
Yo crucé con él el Pirineo, y hasta le ayudé
llevándole a hombros. Era un hombre complejísimo.
Puesto a ser simpático, era el que más; puesto
a ser antipático, lo mismo. (Declaraciones de Miguel
Fisac a "Época", 10 de febrero de 1992.)
Tenía muy mal carácter. Siempre estaba dando
patadas a las puertas y dando broncas por cualquier nimiedad.
Pero si le interesabas por algo tenía un gran don
teatral para envolverte con halagos. (Declaraciones de María
del Carmen Tapia a "Tiempo", 3 de febrero de 1992,
pág. 12.)
Todos estos testimonios nos describen un comportamiento de
naturaleza histriónica. Recordemos que muchos líderes
de movimientos de naturaleza fanática comparten este
mismo tipo de caracterología.
Si se supone que "la gracia no destruye la naturaleza"
sino que contribuye a su favor, ¿cómo pueden
explicarse estos graves defectos de carácter que rayan
en la neurosis con el modelo de un santo elegido por Dios?
e) Razones de índole estadística que rebajarían
la importancia concedida a los supuestos milagros realizados
por intercesión del fundador. En efecto, todos
los socios del Opus Dei, actualmente más de setenta
y seis mil, han tenido la consigna de repartir al menos media
docena de estampas semanales durante los últimos diecisiete
años con una oración para pedir a Dios un favor
mediante la intercesión del Escrivá de Balaguer.
Si las expectativas de difusión de la estampa del fundador
se hubiesen cumplido se tendrían que haber repartido
cuatrocientos millones de estampas.
Ahora bien, muchos médicos reconocen que en todos
los hospitales hay diariamente enfermedades que desaparecen
de manera fortuita, sin mediación médica, en
pacientes que jamás se han encomendado a ningún
santo, y sin una explicación científica plausible.
El propio doctor Franco da Rosa, miembro de la Consulta Médica
que estudia los milagros atribuidos a Escrivá de Balaguer,
ratifica este hecho:
Incluso ahora no sabemos siempre por qué alguien
se cura, aunque para algunas enfermedades tenemos más
medios de curación. (Kenneth L. Woodward: "La
fabricación de los santos". Ediciones B, Barcelona,
1991, pág. 241.)
Teniendo en cuenta el hecho real de las curaciones fortuitas
comprenderemos que si se solicita la intercesión del
fundador sobre varios cientos de millones de pacientes, por
un simple razonamiento estadístico, es seguro que muchos
pacientes encomendados a él, aunque una proporción
nimia respecto del total, se curan de manera inexplicable
para la ciencia.
Por otra parte, y con independencia de lo anteriormente referido,
hemos de mencionar que la Iglesia, a la hora de atribuir una
curación a la intercesión de una determinada
persona, se cerciora habitualmente de que sea a esa persona
a la que van dirigidas el grueso de las súplicas y
da por inválidas aquellas curaciones compartidas por
varios aspirantes a la santidad.
En el caso de la curación de la carmelita de la caridad
sor Concepción Boullón, que ha permitido la
beatificación de Escrivá, las demás hermanas
no habían estado pidiendo la intercesión del
fundador del Opus Dei sino, como es natural, la de la también
carmelita Teresita González Quevedo, incorrupta y muerta
en olor de santidad... Por lo que se ve unos hacen los milagros
y otros se ponen las medallas.
Hasta aquí en cuanto a los milagros producidos por
su intercesión; pero ¿qué sucede entonces
con los hechos milagrosos que los socios le atribuyen en vida?
En la bula de beatificación de monseñor Josemaría
Escrivá de Balaguer, así como en el libro "El
fundador del Opus Dei" de Andrés Vázquez
de Prada, se relatan hechos aparentemente milagrosos calificados
por algunos testigos como parapsicológicos (cfr. testimonio
de Miguel Fisac en la revista "Tiempo" del 4 de
mayo de 1992, pág. 18), que analizaremos bajo el prisma
de los actuales conocimientos científicos y parapsicológicos.
Según el padre Reginald Omez, O.P.:
Los parapsicólogos pueden prestar a la Iglesia un
apreciable servicio ayudando a determinar las fronteras
entre lo maravilloso, auténticamente sobrenatural,
y los falsos milagros que se multiplican en nuestros días,
y fijando los criterios que permitan reconocer lo parapsicológico,
explicable naturalmente a pesar de sus apariencias misteriosas.
Pueden contribuir para luchar contra la superstición
y el ocultismo, contra el entusiasmo actual por lo maravilloso
en menoscabo del verdadero sentimiento religioso, contra
la injusticia hecha al milagro auténtico, por sus
ridículas e ilusas imitaciones caricaturescas. ("Supranormal
ou Surnaturel?", Arthéme Fayard, París,
1959, págs. 122 y ss.)
En este sentido hemos de decir que todo hecho milagroso que
admita la Santa Sede como acreditador de la santidad de un
individuo debería tener como mínimo una característica:
que, aparte de la mera originalidad del fenómeno, el
milagro posea un contenido o mensaje que justifique o enriquezca
la propia doctrina cristiana. En el caso de los milagros del
propio Jesucristo vemos que éstos, a modo de parábolas
vivas, nos hablan de misericordia, amor, perdón, comprensión,
esperanza e inducen al atónito espectador de estos
fenómenos a replantearse de nuevo su vida a la luz
de los mismos.
¿Ocurre esto con los hechos "milagrosos"
acontecidos a Escrivá de Balaguer? Analicemos algunos
de ellos. Estudiemos los casos de precogniciones, en que el
fundador anticipa acontecimientos futuros.
Para empezar, tenemos la precognición de la muerte
de un tal señor Bermúdez en Burgos durante la
guerra civil española. El tal señor Bermúdez
afirmaba que un miembro del Opus Dei, Pedro Casciaro, era
un agente venido de la zona roja para espiar secretos militares
en el cuartel general de Orgaz, lo cual podría pagar
con su vida. El fundador del Opus Dei se entrevistó
con el señor Bermúdez para defender al acusado:
Ante lo inútil de súplicas y razonamientos
el fundador bajó triste las escaleras; y, como absorto,
se le oyó decir para sí: "Mañana
o pasado, entierro." Esa misma tarde moría Bermúdez.
(Vázquez de Prada, Andrés: "El fundador
del Opus Dei", ediciones Rialp, 1983.)
En primer lugar queda abierta la posibilidad de que el fundador
se refiriese con esa frase a su defendido Pedro Casciaro,
prácticamente sentenciado a la pena capital, y no al
señor Bermúdez. En segundo lugar es posible
que el fundador apreciase la posible muerte del señor
Bermúdez por heterescopía, que es el fenómeno
por el cual una persona puede apreciar subconscientemente
y, por una especial agudeza de los sentidos denominada hiperestesia,
los síntomas externos de una enfermedad todavía
normalmente imperceptibles (cfr. González Quevedo,
Óscar: "El rostro oculto de la mente", capítulo
17, Editorial Sal Terrae). A propósito de esta posibilidad,
recojo a continuación unas palabras de Ramos Perera
Molina, primer profesor de parapsicología de la universidad
española, concretamente de la Universidad Autónoma
de Madrid:
Los dos casos que he conocido personalmente en España
de premoniciones de muerte, cuya información percibían
supuestamente los sujetos por vía olfativa, podrían
ser explicados, quizá, por este sentido feromonal.
Ambos dotados en varias ocasiones percibieron un olor característico
que les indujo a pensar que la persona que tenían
ante sí iba a morir en muy poco tiempo, hecho que
fatalmente se produjo posteriormente. Aparte de la hipótesis
de la percepción extrasensorial -en este supuesto
el hecho olfativo sería una forma de recibir o decodificar
una información para-normal-, en estos casos es posible
atribuir el fenómeno a la hiperestesia olfativa.
(Perera Molina, Ramos: "La nueva parapsicología.
Introducción a la parapsicología científica",
cap. II. Edición de Luis Fernández Briones.
Editorial Noguer, colección "La otra realidad".)
Recojamos otro caso de precognición semejante, cuando
el "hijo predilecto" de Escrivá se encontraba
atravesando el frente en plena guerra civil:
Su intensa oración y mortificación obtuvo
respuesta de Dios en un hecho que le colmó de gozo.
La madre de Alvaro del Portillo se encontraba en Burgos
y el fundador, por iluminación divina, le anunció
tajantemente en octubre: "El día doce se pasa
su hijo."
En este caso todos los indicios apuntan a una verdadera precognición.
Pero aun así no hemos de atribuirla necesariamente
a una iluminación divina. La inminencia de un peligro
y los lazos afectivos en el emisor son, como vimos, causas
coadyuvantes de una posible transmisión telepática.
Esta anécdota, además, es un claro exponente
de la sugestión telepática de aproximación,
en que el agente es la persona que se aproxima con la leve
telebulia de pensar en el amigo o pariente a cuyo encuentro
camina. Este fenómeno es tan común que ha sido
recogido por los refranes de todos los pueblos: "falando
do demo, xa esponta o rabo", "hablando del rey de
Roma por la puerta asoma", "si murmuras de la comadreja,
le verás la oreja", "quand on parle du loup,
on en voit la queue", "speak of the devil and he
will appear", "quando si parla del sole, il sole
spunta", etc. (cfr. Oscar González Quevedo S.
J.: "El rostro oculto de la mente", capítulo
XXV, Editorial Sal Terrae).
La siguiente narración posee características
muy similares a la anterior sobre el fundador de la Obra:
Un anciano de 84 años, el señor Saunders,
era totalmente sordo. El día 8 de enero, a las 7.30
de la tarde, y a pesar de su enorme sordera, oyó
nítidamente (por la acción de la percepción
interna, alucinación sin fundamento externo normal)
una voz que le decía: "Tom llega hoy."
Tom estaba, durante la guerra, de soldado en Francia. La
víspera de la alucinación el anciano había
recibido una carta de Tom en la que le decía que
le volvería a escribir enseguida. No era, pues, lógico
esperar la llegada de Tom en persona. Pocas horas después
de haber percibido el viejo la sugestión telepática
auditiva, llegaba Tom. ("Journal of S. P. R., tomo
XIX, págs. 30 y ss.)
Como hemos podido comprobar, este tipo de fenómenos
precognitivos son muy comunes. El propio Papa Benedicto XIV
se anticipó a las investigaciones parapsicológicas
al concluir, en un estudio sobre los milagros, que los fenómenos
precognitivos no son atributos de santidad, sino de personas
normales o aun de débiles mentales a los que resulta
difícil distinguir entre sus pensamientos y las visiones
del futuro.
Continuando con la narración de hechos aparentemente
milagrosos en la vida del fundador relatemos el que es quizás
el más popular entre los socios:
En medio de ese ambiente, una jornada de sol esplendoroso,
marchando a mediodía por la calle de Atocha, se le
abalanzó un sujeto .de aviesa catadura con intención
de agredirle. De improviso, se interpuso inexplicablemente
otra persona que repelió al energúmeno. Fue
cosa de un instante. Ya a salvo, su protector le dijo quedamente
al oído: "Burrito sarnoso, burrito sarnoso",
palabras que estaban reservadas en su vida interior y con
ellas se definía a sí mismo. (Vázquez
de Prada, Andrés: "El fundador del Opus Dei",
Rialp, pág. 136.)
Lejos de pensar, como lo hacen los seguidores de Escrivá,
que el aguerrido defensor era su propio ángel custodio
(que le quiso defender del ataque de una encarnación
del maligno) opino que todo aquello fue mucho más prosaico.
Es conocido el anticlericalismo exacerbado que existió
en España antes y después de la guerra civil.
Pues bien, el ataque al fundador fue una más de las
agresiones que recibían los sacerdotes en aquella coyuntura
histórica. El que lo defendió no fue más
que un normal transeúnte. Escrivá, aturdido
por el agobiante calor y la emotividad del momento (lo que
contribuyó a aumentar sus niveles de adrenalina, de
suyo ya descompensados por la dureza de sus habituales penitencias
y ayunos), sufrió una alucinación auditiva como
la del anciano sordo del ejemplo anterior, confundiendo con
una voz real la voz de su propio subconsciente.
Por último mencionaré la anécdota aparentemente
milagrosa del fundador que es, a mi juicio, la más
interesante y más digna de un serio estudio científico.
Es la de su repentina curación de la diabetes, enfermedad
considerada, hoy por hoy, incurable:
El caso más grave entre los diabéticos de
la consulta del doctor Faelli era el del presidente general
del Opus Dei... Y como, para prevenir infecciones, le prohibieron
el uso irritante de disciplina y cilicios, se buscó
una fusta lisa "para domar al potro", el caballo
salvaje y la mula espantadiza que todos llevamos dentro.
En los viajes no tenía más remedio que cargar
con su pequeño arsenal de botica. Antes de las comidas,
don Álvaro pedía una habitación donde
inyectarle insulina. Así fueron las cosas. Hasta
que el doctor Carlo Faelli decidió intentar una variante
en el tipo de medicación, prescribiéndole
insulina retardada. Don Alvaro, que conocía perfectamente
el tratamiento, las cantidades y su efecto, se ajustó
a la nueva dosis. Todo marchó bien por dos o tres
días, aunque el enfermo debió sensibilizarse
con el cambio.
Un martes, cuando don Álvaro acababa de ponerle
la inyección en el cuarto de Villa Tevere, bajaron
ambos directamente al comedor. Estaban los dos solos sentados
a la mesa, frente a frente. Y dejo aquí paso a la
narración del testigo:
"De pronto el Padre me pidió:
"-Alvaro, dame la absolución.
"Yo le veía perfectamente bien y respondí:
"-Pero, Padre, ¿qué dice?
"-¡La absolución!
"Me quedé desconcertado, y el Padre comenzó
a recitar en voz alta la fórmula, como para ayudarme:
"-Ego te absolvo...
"En ese momento perdió el sentido, y sucedió
una cosa muy extraña... mudó instantáneamente
de color: se puso al rojo vivo, después de color
violáceo y por fin amarillo terroso. Y, sobre todo,
se quedó como pequeñito, caído sobre
un lado... Una cosa extrañísima."
Le dio don Alvaro la absolución. Avisó a
escape a un médico y para contrarrestar los efectos
de la insulina le introdujo azúcar en la boca. Cuando
se presentó el médico, ya estaba recobrando
el sentido. Estupendo desenlace, porque un shock anafiláctico
de más de diez minutos suele ser mortal. Éste
duró cerca del cuarto de hora... Pero lo más
sorprendente de la historia es que, a partir de ese momento
y fecha, se atajó en seco la enfermedad. Se hallaba
totalmente curado... Y, desenfundado de la diabetes, volvió
a coger las disciplinas... Con la curación bajó
notablemente de peso. (Vázquez de Prada, Andrés:
"El fundador del Opus Dei.")
Si nos desembarazamos de la idea de que la anterior curación
es un fenómeno sobrenatural, y por tanto milagroso,
cosa que, como es obvio, no han hecho los médicos pertenecientes
al Opus Dei, que con toda seguridad han leído fervorosamente
este relato, podemos encontrarnos ante un acontecimiento que
podría iluminar las mentes de muchos científicos
ávidos de encontrar una solución satisfactoria
para la llamada enfermedad dulce.
Ante el anterior fenómeno surge una obligada pregunta:
¿en qué se diferenciaba el fundador del Opus
Dei del resto de los diabéticos para que él
pudiese superar esta enfermedad mientras los demás
no? ¿Qué hábitos o costumbres podrían
motivar esta diferencia? Pienso que el propio lector estaría
en condiciones de contestar a esta pregunta tras haber leído
los capítulos precedentes. A mi parecer, la mayor diferencia
que le separaba de los demás diabéticos era
la costumbre de someter su cuerpo a auténticas torturas
a través de flagelaciones periódicas, ayunos,
etc., lo cual produce en el organismo un estrés prácticamente
continuado. En este sentido se me ocurrió estudiar
las investigaciones de Selye en relación con el estrés
y el llamado síndrome general de adaptación
al estrés (S.G.A.) en su ya clásico tratado
"Fisiología y patología de la exposición
al estrés". Según Selye, cuando se produce
una exposición súbita del organismo a estímulos
a los que no está adaptado aparece en él la
llamada reacción de alarma caracterizada, entre otras
cosas, por un incremento de los niveles de adrenalina y glucosa
en la sangre, segregación de ácido ascórbico
por parte de la corteza suprarrenal, aumento de la frecuencia
cardiaca, del tono vasomotor, y de la capacidad respiratoria,
mayor eficacia de los procesos de coagulación, etc.
Esta reacción es rápida, temporal y pasajera,
por lo cual se convierte en insuficiente cuando los estímulos
desencadenantes persisten, estímulos que en el caso
de Escrivá de Balaguer eran prácticamente constantes
por la continua mortificación. La fugacidad de esta
reacción es beneficiosa para el individuo y para la
especie, pues evita el mantenimiento de una respuesta que
consume gran energía cuando la situación no
lo requiere. Debido a esto, el organismo utiliza otro sistema
cuando precisa de respuestas a "largo plazo", encargándose
de ello la corteza adrenal mediante la "secreción
de glucocorticoides" controlada por la adenohipófisis
mediante la producción de hormona adrenocortieotropa,
también conocida por ACTH. Según Selye:
Hay abundantes pruebas indicadoras de la importancia fundamental
de la corteza suprarrenal en el complejo metabólico
de la diabetes mellitus. (Selye, Hans: "Fisiología
y patología de la exposición al estrés".
Editorial Científico Médica, 1954, tomo 1,
pág. 539.)
Estos glucocorticoides estimulan la producción de
glucosa a partir de las reservas proteicas y quizás
adiposas del organismo. "Para contrarrestar este efecto
de hiperglucemia (y aquí comienza lo que nos interesa
en relación con la curación de la diabetes del
fundador), "el páncreas es vivamente solicitado
para que incremente su producción de insulina",
la cual contribuirá a que la glucosa se almacene en
forma de glucógeno en el hígado y en los músculos.
Mediante esta reserva de glucógeno el organismo podrá
hacer frente a un estrés continuado. En realidad ambos
fenómenos, el aumento de la glucemia debido a la secreción
de glucocorticoides junto con la mayor secreción insulínica
por parte del páncreas, son consecuencia directa de
la estimulación del sistema nervioso. Según
Selye:
Bajo la influencia del "estrés" sistemático,
se estimulan los sistemas nerviosos simpático y parasimpático;
el primero tiende a elevar el azúcar de la sangre
(acciones de la adrenalina y simpatina), y el segundo a
disminuirla (acción vago-insulínica). (Selye,
Hans: "Fisiología y patología de la exposición
al estrés". Editorial Científico Médica,
1954, tomo 1, pág. 203.)
Al igual que cuando una persona sufre un accidente en un
miembro ha de realizar ejercicios de rehabilitación
para que ese órgano vuelva a funcionar, de la misma
forma si el páncreas, tras su disfunción, no
es solicitado, termina atrofiándose. Y esto es lo que
sucede cuando al organismo se le suministra insulina externamente.
Está científicamente demostrado que el tratamiento
prolongado con insulina causa una atrofia compensadora de
los islotes de Langerhans en el páncreas y especialmente
de sus células beta productoras de insulina. Por el
contrario, en experimentos con ratas se ha demostrado que
"la cantidad de tejido insular y de insulina en el páncreas
aumenta cuando se les inyectan extractos de adenohipófisis,
que, como vimos, es la productora de la hormona ACTH durante
el estrés continuado" (cfr. Selye, Hans: "Endocrinología",
Salvat Editores, pág. 621). A pesar de estos resultados
se observó que si el tratamiento duraba largo tiempo,
el páncreas, al ser excesivamente solicitado, también
se atrofiaba, pero esta vez por agotamiento. Esto no sucedería
si la administración externa de extractos se adecuase
a las necesidades del organismo en cada momento. Por eso es
muy probable que este último requerimiento se cumpla
cuando es el propio organismo el que regula el suministro
de estos compuestos durante el síndrome general de
adaptación al estrés.
Bajo esta perspectiva podemos interpretar fácilmente
la curación de la diabetes de Escrivá. En su
caso, la frecuente mortificación incitaba continuamente
al páncreas a producir insulina, de manera que aunque
ésta se le suministrase externamente nunca se llegaba
a producir la consabida atrofia por hipofunción. Todo
lo contrario, "el estrés continuado al que Escrivá
sometía su cuerpo era un constante estímulo
para el páncreas, que paulatinamente fue recuperando
su funcionalidad". Cuando, prácticamente ya curado
de su enfermedad, se le suministró insulina retardada,
con un efecto más prolongado en el organismo (la cual
se sumó a la que éste producía ya de
por sí), entonces sus niveles de glucemia bajaron de
forma alarmante produciendo la inanición del tejido
nervioso, el cual se nutre casi enteramente de glucosa, ocurriendo
el referido shock anafiláctico. La consiguiente normalización
del mecanismo que regula el trasvase de glucosa a glucógeno
en el hígado, junto con la reanudación de actividades
ascéticas especialmente ingratas, condujo a que el
fundador experimentase una notable pérdida de peso,
como se refiere en el anterior relato. Aunque el permanente
"estrés" al que Escrivá se sometía
habitualmente pudo tener un papel importante en la curación
de su diabetes, sin embargo también es muy probable
que fuese el desencadenante de su prematuro fallecimiento
por una dolencia cardíaca. En este sentido he observado,
aunque por ahora no puedo aportar estadísticas, que
las enfermedades cardiovasculares son demasiado frecuentes
entre los socios del Opus Dei como para pensar que responden
a la mera casualidad. En cualquier caso es evidente que la
mayoría de los numerarios del Opus Dei se caracterizan,
a causa de su estilo de vida, por un patrón de comportamiento
conocido en psicología como tipo A. Este patrón
de comportamiento se caracteriza por competitividad, necesidad
de logro, impaciencia, inquietud, tensión de la musculatura
facial, sensación de estar constantemente presionado
por el tiempo, propensión a valorar los acontecimientos
como retos personales, etc. Los individuos que pertenecen
al tipo A tienen una probabilidad seis veces superior a la
de un sujeto normal de sufrir arterosclerosis y dolencias
cardiovasculares, como demuestran los resultados de las numerosas
investigaciones sobre este tema (Friedman y Rosenman, 1974;
Glass, 1977; Weiss, Shields, Haynes y Fienbleib, 1978; Price,
1982; Matthews y Haines, 1986; Dembroski y Blümchen,
1986, etc.). Como la mayoría de los numerarios, por
el estilo de vida que llevan, encajan en este patrón
de conducta, podríamos adelantar que la probabilidad
de problemas cardíacos en los numerarios del Opus Dei
es varias veces superior a la de los individuos normales.
Retomando el tema de la curación de Escrivá
diremos que, aparte de los factores antes mencionados, seguramente
concurrieron otros que la facilitaron. En primer lugar, "durante
el estrés continuado la producción de glucocorticoides
hace que el sistema inmunológico y linfático
sufra una clara involución". Si tenemos en cuenta
que durante la diabetes las células beta del páncreas
son destruidas de forma lenta pero irrefrenable por el propio
sistema inmunológico del diabético, entonces
comprenderemos cómo el estrés continuado y la
producción, durante el mismo, de glucocorticoides frena
esta destrucción de las células productoras
de insulina. De hecho, actualmente en el departamento de endocrinología
y metabolismo de la clínica de la universidad de Navarra
dependiente del propio Opus Dei se está investigando
un posible tratamiento mediante inmunosupresores para curar
la diabetes infantil y juvenil.
Otro factor coadyuvante que, teniendo lugar durante el estrés,
facilitaría la remisión de la diabetes es la
"expulsión por parte de la corteza suprarrenal
de su contenido de ácido ascórbico", comúnmente
conocido como vitamina C. Dice y Daniel informaron que por
cada gramo de ácido ascórbico-L ingerido por
vía oral, la cantidad de insulina necesaria se podría
reducir en dos unidades. (Dice, J. F. y Daniel, C. W.: "The
Hipoglucemic Effect of Ascorbic Acid in a Juvenileonset Diabetic",
International Research Communicatjon System, 1973, 1, pág.
41.)
Como hemos visto, el análisis serio de un fenómeno
aparentemente milagroso puede ser el germen de interesantísimas
investigaciones. En nuestro caso es posible que una dosificación
adecuadada de insulina junto con extractos hipofisarios pueda
conducir a un nuevo tipo de tratamiento de la llamada enfermedad
dulce.
Tras esta explicación acerca de uno de los supuestos
acontecimientos milagrosos en la vida de Escrivá de
Balaguer, hagamos unas reflexiones generales acerca de los
mismos.
a) Todos ellos son explicables por causas naturales.
b) Ninguna de ellos encierra ningún mensaje o enseñanza
que sirva de ilustración a la comunidad cristiana.
c) En algunos casos cabe la posibilidad de que los aparentes
hechos milagrosos del fundador estén distorsionados
o exagerados por sus propios seguidores. A este respecto recojo
el testimonio de una ex numeraria del Opus Dei:
Cuando murió el fundador, monseñor Escrivá,
se creó inmediatamente una Oficina Histórica.
Tenía la función de recoger los testimonios
escritos de las personas que habían tenido contacto
directo con el Padre. Como yo sabía escribir a máquina,
me dijeron que fuera a ayudar en ese cometido. Tenía
que pasar a limpio las anécdotas que se recibían.
Lo que más me llamó la atención fue
que, según iban llegando esas anécdotas, un
grupo pequeño de numerarias "mayores" las
iban corrigiendo y transcribiendo a su manera, de forma
que el Padre y el espíritu de la Obra siempre quedaran
bien. Si la anécdota no era muy edificante, porque,
por ejemplo, había contestado mal a algunas de sus
hijas, se le daba la vuelta, y la que había actuado
mal había sido, por supuesto, la numeraria. De tal
testimonio auténtico a lo que quedaba después
del "retoque" había un abismo. Así
se empezó a escribir la historia de la Obra y del
Padre. Así ha llegado a la puerta de los altares.
Todo lo negativo desapareció. La historia de la Obra
se ha escrito con bastante imaginación y con no poca
manipulación. Con tal de dejar al Padre en buen lugar,
no importaba mentir ni trastocar los hechos. Yo he sido
testigo de ello y nadie podrá demostrarme lo contrario.
(Marie Claire, n.0 2, "La
historia amarga una numeraria del Opus Dei".)
d) Todos estos supuestos milagros inducen al joven adolescente,
que todavía no ha desarrollado la suficiente capacidad
de crítica, a creer que la Obra goza del beneplácito
divino. Esto le lleva a suponer, equivocadamente, que Dios
expresa su voluntad a través de la institución
y de sus miembros, con lo que, lisa y llanamente, se abandona
en sus manos.
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