El
poder del Opus Dei en la sucesión del Papa
Nancy Escobar Cardoso
13-1-2005
Fuente: Religión Digital
Con el papa Juan Pablo II enfermo desde hace años,
cuatro de sus colaboradores parecen estar tomando las riendas
de ese poderoso conglomerado en que se ha convertido la Iglesia
católica, y en especial de El Vaticano. En Italia ya
se habla del "cuadrilátero vaticano" por
estos personajes cuyo poder ha hecho que en Europa comiencen
las acusaciones de falta de transparencia en la gestión
de la Santa Sede.
Josué Tinoco, profesor-investigador de la Universidad
Autónoma Metropolitana (UAM), experto en Psicología
social de la religión dice a Crónica que estos
rumores no están muy alejados de la realidad, ya que
en la Santa Sede "teólogos y analistas dudan del
poder real de Juan Pablo II, denuncian un vacío de
poder, y aseguran que sus más cercanos colaboradores
se están aprovechando de la debilidad del Pontífice
para imponer en la Iglesia una tendencia ultraconservadora".
El "cuadrilátero" está compuesto
por el secretario particular, el arzobispo polaco Stanislaw
Dziwisz, y por tres cardenales: el alemán Joseph Ratzinger
(prefecto de la Congregación para la Doctrina de la
Fe), el italiano Angelo Sodano (secretario de Estado) y el
español Julián Herranz (presidente del Pontificio
Consejo para los Textos Legislativos). Sobre Dziwisz, la revista
italiana L'Espresso dijo hace poco: "Los historiadores
de la Iglesia contemporánea no conocen secretarios
que hayan tenido un peso tan desmesurado".
Versiones. Los voceros de la Iglesia, insisten que "no
se gobierna con las piernas, sino con la cabeza, cosa que
a Juan Pablo II aún le funciona perfectamente",
pero a medida que se deteriora la salud del Papa y aumentan
sus limitaciones de comunicación, los rumores sobre
su reemplazo virtual crecen.
"Lo cierto es que la salud del Papa, a sus 84 años,
va mal. En una silla de ruedas y afectado de Parkinson y artrosis,
cumple diariamente con uno o dos compromisos de El Vaticano,
pero cada vez debe dedicar más tiempo al reposo y las
terapias, y como han reconocido sus médicos, "tiene
días buenos y días malos en los que no está
al ciento por ciento de sus facultades", declaró
Tinoco.
El portavoz de la Santa Sede, el español Joaquín
Navarro-Valls, no se cansa de exaltar la fuerza de voluntad
del Papa para luchar contra sus enfermedades. Afirma que "lo
que habría podido ser un obstáculo al desarrollo
del trabajo pastoral ha sido en cambio integrado en su actividad",
y arguye que la firmeza del Pontífice frente a sus
quebrantos, antes que debilitar a El Vaticano, "inspiran
a la Iglesia y los fieles".
Pero algunos especialistas europeos consideran que ésta
ha sido la trampa difundida por el "cuadrilátero"
para afianzar su poder. El prestigioso teólogo suizo
Hans Küng (ex asesor de El Vaticano) enfatiza que "en
El Vaticano existe un reducido grupo que da la impresión
de que el Papa continúa haciendo de todo, pero son
pocos los que tienen influencia real y no hay transparencia".
Tinoco refiere que los nuevos rumbos del poder en El Vaticano
han desatado cientos de debates, documentos e incluso libros,
como The Pope in Winter (El Papa en invierno), del historiador
inglés John Cornwell y All the Pope's Men (Todos los
hombres del Papa) del vaticanista norteamericano John Allen.
Cornwell realiza un exhaustivo análisis de los últimos
años y expresa dudas sobre la salud mental del Pontífice,
mientras Allen sostiene que "la influencia de los funcionarios
es hoy mayor, y que su autoridad aumenta a medida que disminuye
la del Papa".
Los hilos. Los expertos coinciden en que el poder está
en los sectores más ultraconservadores de la Iglesia:
la Congregación para la Doctrina de la Fe y el Opus
Dei. "Dziwisz, es afín a estas congregaciones,
que manejan con él la agenda del Papa y dirigen la
política a favor de un regreso al pasado más
dogmático y sin el menor interés por modernizar
la Iglesia y adecuarla a los cambios y a las sensibilidades
y problemas sociales de los últimos tiempos",
opina el teólogo español Juan José Tamayo.
Ratzinger es su cabeza visible. Su poder está demostrado,
entre otras cosas, por la actividad de El Vaticano por limpiar
el pasado de la Inquisición. Ratzinger ordenó
el año pasado la reapertura del caso contra Galileo,
condenado por afirmar que la Tierra giraba alrededor del sol,
para defender a la Iglesia pese a que el Papa ya había
pedido perdón en 1992.
Pero el poder del Opus Dei es aún mayor. Sus figuras
más representativas son el cardenal Herranz, encargado
de aplicar la ley en la Santa Sede, y el portavoz Navarro-Valls.
La Obra cuenta con otros puestos claves dentro de la Iglesia
en Roma y muchos analistas piensan que Dziwisz y Sodano, se
han sumado al Opus Dei.
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