CONTRAPUNTOS AL CAMINO DEL
OPUS DEI
Autor: Mosén Josep Dalmau
DISCRECIÓN
Punto 639. De callar no te arrepentirás
nunca: de hablar, muchas veces.
Contrapunto. Puedes arrepentirte tanto de hablar como
de callar. La discreción lo abarca todo.
Punto 640. ¿Cómo te atreves a encarecer
que te guarden el secreto..., si esta advertencia es la señal
de que no has sabido guardarlo tú?
Contrapunto. Cuando se te dice que guardes un secreto,
se supone que lo mantendrás. Sé fiel a la confianza
que depositan en ti.
Punto 641. Discreción no es misterio, ni
secreteo. -Es, sencillamente, naturalidad.
Contrapunto. La discreción ni es misterio,
ni secreto, ni naturalidad. Es la posibilidad de hacer un
bien como último recurso, con garantía.
Punto 642. Discreción es... delicadeza.
-¿No sientes una inquietud, un malestar íntimo,
cuando los asuntos -nobles y corrientes- de tu familia salen
del calor del hogar a la indiferencia o a la curiosidad de
la plaza pública?
Contrapunto. Cuando las cosas nobles y corrientes
de tu casa son tema de curiosidad en la plaza pública,
porque algún familiar o amigo las ha contado, no lo
acuses de indelicado o de indiscreto. Él es sincero
y transparente. Tú eres quien engaña y disimula.
Punto 643. No pongas fácilmente de manifiesto
la intimidad de tu apostolado: ¿no ves que el mundo
está lleno de egoístas incomprensiones?
Contrapunto. Pon de manifiesto la intimidad de tu
compromiso apostólico. Bastantes caretas de carnaval
hay ya por la vía pública. Si otros callan lo
que son y engañan, allá ellos; no los imites.
Punto 644. Calla: No olvides que tu ideal es como
una lucecica recién encendida. -Puede bastar un soplo
para apagarla en tu corazón.
Contrapunto. Comunica tu ideal. Hay mucha gente que
espera este contacto. La comunicación engendra nuevas
energías y potencia los ideales.
Punto 645. Qué fecundo es el silencio! -Todas
las energías que me pierdes, con tus faltas de discreción,
son energías que restas a la eficacia de tu trabajo.
-Sé discreto.
Contrapunto. Qué fecundo es el diálogo.
Todas las energías que pierdes con el silencio restan
eficacia a tu trabajo. Tienes que ser discreto hasta con tus
silencios.
Punto 646. Si fueras más discreto no te
lamentarías interiormente del mal sabor de boca que
te hace sufrir después de muchas de tus conversaciones.
Contrapunto. Si fueras más discreto, no te
lamentarías de haber quedado con la boca cerrada y
haber perdido la oportunidad de decir la palabra justa en
tus conversaciones con los amigos.
Punto 647. No pretendas que te "comprendan".
-Esa incomprensión es providencial: para que tu sacrificio
pase oculto.
Contrapunto. ¿Cómo puedes quejarte de
incomprensión, si raras veces eres capaz de decir a
alguien tus motivaciones y actitudes personales? Confundes
discreción con mutismo.
Punto 648. Si callas lograrás más
eficacia en tus empresas de apóstol - a cuántos
se les va "la fuerza" por la boca!- y te evitarás
muchos peligros de vanagloria.
Contrapunto. ¿Y quieres ser eficaz en tus empresas
apostólicas, si estás todo el día callado
como un muerto? ¿No sabes que la fe entra por los oídos
además de por los ojos?
Punto 649. Siempre el espectáculo! -Me pides
fotografías, gráficos, estadísticas.
-No te envío ese material, porque -me parece muy respetable
la opinión contraria- creería luego que hacía
una labor con vistas a encaramarme en la tierra..., y donde
quiero encaramarme es en el cielo.
Contrapunto. Si no llegas a "dar el espectáculo"
en tus actitudes humanas y cristianas, quiere decir que te
has perdido por el camino. ¿No fue un espectáculo
el testimonio de Cristo? Todos los santos que se veneran -y
no conocemos otros fueron espectacularmente conocidos.
Punto 650. Hay mucha gente -santa- que no entiende
tu camino. -No te empeñes en hacérselo comprender:
perderás el tiempo y darás lugar a indiscreciones.
Contrapunto. Hay mucha gente -santa- que no entiende
tu camino, porque has prescindido de ellos y no te has propuesto
que lo conozcan. A cuántos quebraderos de cabeza, malentendidos
y fregados lleva después esta mal entendida y falsa
discreción.
Punto 651. "No se puede ser raíz y
copa, sino siendo savia, espíritu, cosa que va por
dentro".-El amigo tuyo que escribió esas palabras
sabía que eras noblemente ambicioso. -Y te enseñó
el camino: la discreción, el sacrificio, ir por dentro!
Contrapunto. Te puedo asegurar que cuando hay espíritu,
éste se materializa y se da a conocer. Duda de la vida
interior y de la discreción de aquellos que lo tienen
siempre escondido.
Punto 652. Discreción, virtud de pocos.
-¿Quién calumnió a la mujer diciendo
que la discreción no es virtud de mujeres? - Cuántos
hombres, bien barbados, tienen que aprender!
Contrapunto. No es la discreción la que escasea
en hombres -barbados o no- y mujeres, sino la inconsciencia
de la situación conflictiva en la que se vive.
Punto 653. Qué ejemplo de discreción
nos da la Madre de Dios! Ni a San José comunica el
misterio. -Pide a la Señora la discreción que
te falta.
Contrapunto. No me vengas diciendo que el silencio
de María con José ha de ser ejemplo de discreción
para nuestra vida diaria, por favor. ¿Te ha hablado
Dios acaso alguna vez, rompiendo las leyes de la historia?
¿Tan fuera de serie te consideras que tu caso pueda
ser incomprensible hasta para tu esposo o tu esposa?
Punto 654. Ha afilado tu lengua el despecho. Calla!
Contrapunto. El despecho se ha vuelto mudo. Habla,
hombre.
Punto 655. Nunca te habré ponderado con
bastante encarecimiento la importancia de la discreción.
-Si no es el filo de tu arma de combate, te diré que
es la empuñadura.
Contrapunto. Habrá que repetir una vez más
que la discreción no significa silencio. Hay quien
vive en paz gracias al malentendido de la discreción.
No me digas que esto es una buena cosa.
Punto 656. Calla siempre cuando sientas dentro
de ti el bullir de la indignación. -Y esto, aunque
estés justísimamente airado. -Porque, a pesar
de tu discreción, en esos instantes siempre dices más
de lo que quisieras.
Contrapunto. No está del todo mal llamar a
alguien cerdo en un momento determinado. Puede servir de desahogo.
Un saco de cosas del subconsciente sube a la superficie en
estos momentos de indignación, que pueden aprovecharse
para crear después una paz más sincera y profunda.
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