CONTRAPUNTOS AL CAMINO DEL
OPUS DEI
Autor: Mosén Josep Dalmau
LLAMAMIENTO
Punto 902. ¿Por qué no te entregas
a Dios de una vez..., de verdad... ahora!?
Contrapunto. No te entregues de una vez a Dios...
Hazlo poco a poco..., bien seguro del paso que das, para que
te encuentres cada día más identificado con
él. Si lo hicieras todo de un golpe, podrías
encontrarte tal vez en los brazos del mismo diablo.
Punto 903. Si ves claramente tu camino, síguelo.
-¿Cómo no desechas la cobardía que te
detiene?
Contrapunto. No se ve nunca con claridad el propio
camino. Esto explica un poco la indecisión y a veces
la misma cobardía. Pero no le des demasiada importancia.
Punto 904. "Id, predicad el Evangelio... Yo
estaré con vosotros..." -Esto ha dicho Jesús...
y te lo ha dicho a ti.
Contrapunto. "Id, predicad el Evangelio... Yo
estaré con vosotros...". Esto lo dijo Jesús
a todos. No te creas de una casta aparte porque has oído
su llamamiento.
Punto 905. El fervor patriótico -laudable-
lleva a muchos hombres a hacer de su vida un "servicio",
una "milicia". -No me olvides que Cristo tiene también
"milicias" y gente escogida a su "servicio".
Contrapunto. ¿No te has fijado en que van desapareciendo
los signos de malicia de la liturgia y del vocabulario cristiano?
(Angeles con espadas, ejércitos celestiales, etc.).
Ha pasado el tiempo de las órdenes militares. Está
naciendo el de la no-violencia. Por esto no te tengas por
capitán ni por general dentro de la gran comunidad
eclesial.
Punto 906. "Et regni ejus non erit finis".
- Su Reino no tendrá fin! ¿No te da alegría
trabajar por un reinado así?
Contrapunto. "El reino de Dios. sufre violencia
y los violentos lo conquistan". No pienses que ser cristiano
es cosa de broma ni tampoco coser y cantar.
Punto 907. "Nesciebatis quia in his quae Patris
mei sunt oportet me esse?" -¿No sabíais
que yo debo emplearme en las cosas que miran al servicio de
mi Padre? Respuesta de Jesús adolescente. Y respuesta
a una madre como su Madre, que hace tres días que va
en su busca, creyéndole perdido. -Respuesta que tiene
por complemento aquellas palabras de Cristo, que transcribe
San Mateo: "El que ama a su padre o a su madre más
que a mí, no es digno de mí".
Contrapunto. "Me dan pena estas gentes. ¿Qué
tenéis para comer?". Palabras de Cristo conmovido
por la miseria de los hombres, que tienen su complemento en
aquellas otras de Juan: "Si no amas al hermano a quien
ves, ¿cómo quieres amar a Dios a quien no ves?".
El camino que lleva al Padre pasa a través de los hombres,
de los pobres.
Punto 908. Es demasiada simplicidad la tuya cuando
juzgas el valor de las empresas de apostolado por lo que de
ellas se ve. -Con ese criterio habrías de preferir
un quintal de carbón a un puñado de diamantes.
Contrapunto. El volumen y la intensidad de una cosa
es el único criterio válido de medir su importancia.
Ha pasado la época en que nos hacían creer que
teníamos que alegrarnos de nuestra propia suerte porque
éramos los mejores, a pesar de nuestra insignificancia.
Dios está en todo lo grande y en todo lo pequeño,
pero de distinta manera: mucho más presente donde hay
calidad y solidaridad (entre los pobres), y mucho menos donde
hay pequeñez de espíritu (en las mansiones suntuosas).
Punto 909. Ahora, que te entregaste, pídele
una vida nueva, un "resello": para dar firmeza a
la autenticidad de tu misión de hombre de Dios.
Contrapunto. Estando como estamos en camino, no pretendas
que Dios te "reselle" una situación, dándola
por terminada. La vida no termina, continúa; no se
estabiliza, cambia constantemente.
Punto 910. Eso -tu ideal, tu vocación- es...
una locura. -Y los otros -tus amigos, tus hermanos- unos locos...
¿No has oído este grito alguna vez muy dentro
de ti? -Contesta, con decisión, que agradeces a Dios
el honor de pertenecer al "manicomio".
Contrapunto. Si tienes la impresión de que
tu apasionamiento está tocando los linderos de la locura
y ves en tus hermanos y tus amigos unos locos, para tu carro.
Nunca podrá ser un honor pertenecer a un manicomio.
Punto 911. Me escribes: "el deseo tan grande
que todos tenemos de que "esto" marche y se dilate
parece que se va a convertir en impaciencia. ¿Cuándo
salta, cuándo rompe..., cuándo veremos nuestro
al mundo?" Y añades: "el deseo no será
inútil si lo desfogamos en "coaccionar",
en importunar al Señor: entonces tendremos un tiempo
formidablemente ganado".
Contrapunto. Me escribes: "Lo que parecía
que no llegaría nunca, se despierta de súbito
y se precipita encima, sin tiempo para poder digerirlo".
Así será también la última venida.
Hay que coaccionar a veces las cosas y ponerlas en situación
difícil para obligarlas al cambio. Así, el Señor
se hará inesperadamente presente. Lo mismo que el ladrón,
que no espera.
Punto 912. Me explico el sufrimiento tuyo cuando
en medio de tu forzosa inactividad consideras la tarea que
falta por hacer. -No te cabe el corazón en el planeta,
y tiene que amoldarse... a una labor oficial minúscula.
Pero, ¿para cuándo dejamos el "fiat"?...
Contrapunto. El "fiat" no puede servir para
justificar situaciones de forzosa inactividad. Desde el momento
en que lo pronunció, María ya no tuvo un momento
de tranquilidad. El "fiat" es un compromiso, no
una ausencia de él.
Punto 913. No lo dudes: tu vocación es la
gracia mayor que el Señor ha podido hacerte. -Agradécesela.
Contrapunto. Que no te pase nunca por la cabeza el
que tu vocación es excepcional. Como cada quisque,
estás obligado a dar el pecho. Pide a Dios el sentirte
siempre como cualquiera, uno más entre todos. No hay
cosa mejor.
Punto 914. Qué pena dan esas muchedumbres
-altas y bajas y de en medio- sin ideal! -Causan la impresión
de que no saben que tienen alma: son... manada, rebaño...,
piara. Jesús: nosotros, con la ayuda de tu Amor Misericordioso,
convertiremos la manada en mesnada, el rebaño en ejército...,
y de la piara extraeremos, purificados, a quienes ya no quieran
ser inmundos.
Contrapunto. ¿No te da grima ver qué
importantes se sientes algunas minorías? ¡Y qué
ridículas que son! Se piensan que sin ellas el mundo
se iría abajo, cuando sucedería exactamente
lo contrario. Gestos distinguidos, aires estudiados, formas
amaneradas... Quisieran que todos fuéramos como ellos.
Al pueblo lo llaman manada, rebaño, piara. ¡Y
quisieran convertir la manada en mesnada, el rebaño
en ejército! Está visto que olvidaron que el
Hijo del Hombre no vivió en palacios suntuosos, sino
en medio del pueblo, de la piara, de los hombres de la calle:
uno más entre ellos.
Punto 915. Las obras de Dios no son palanca, ni
peldaño.
Contrapunto. Las obras de Dios son palanca y peldaño.
Punto 916. Señor, haznos locos, con esa
locura pegadiza que atraiga a muchos a tu apostolado.
Contrapunto. Señor, que no nos ataque ninguna
locura pegadiza; sería un desastre para tu obra. Que
nuestro testimonio insinúe sencillamente a los otros
la dirección del camino. No pretendemos recomendar
nada; que cada uno tome el que quiera, libremente.
Punto 917. "Nonne cor nostrum ardens erat
in nobis, dum loqueretur in via?" -¿Acaso nuestro
corazón no ardía en nosotros cuando nos hablaba
en el camino? Estas palabras de los discípulos de Emaús
debían salir espontáneas, si eres apóstol,
de labios de tus compañeros de profesión, después
de encontrarte a ti en el camino de su vida.
Contrapunto. "¿No ardía nuestro
corazón mientras nos hablaba por el camino?".
Esto mismo habríamos de sentir nosotros al hablar de
los hombres. "Es Él", tendríamos que
decir.
Punto 918. Ve al apostolado a darlo todo, y no
a buscar nada terreno.
Contrapunto. Ve al apostolado con ganas de descubrir,
de aprender y de respetar. Si piensas que tú has de
dado todo, estás fresco. Tú has de recibir,
como los demás.
Punto 919. Al quererte apóstol, te ha recordado
el Señor, para que nunca lo olvides, que eres "hijo
de Dios".
Contrapunto. No olvides nunca en tu quehacer apostólico
que eres un hijo de los hombres.
Punto 920. Cada uno de vosotros ha de procurar
ser un apóstol de apóstoles.
Contrapunto. No pierdas el contacto con la base. El
Espíritu de Dios está siempre en medio de la
calle, con el pueblo. No en los altos cargos, si no son eco
y expresión del Pueblo de Dios.
Punto 921. Tú eres sal, alma de apóstol.
-"Bonum est sal" -la sal es buena, se lee en el
Santo Evangelio, "si autem sal evanuerit" -pero
si la sal se desvirtúa..., nada vale, ni para la tierra,
ni para el estiércol; se arroja fuera como inútil.
Tú eres sal, alma de apóstol. -Pero, si te desvirtúas...
Contrapunto. Cristo no dijo: "Tú eres
sal, alma de apóstol", sino "Vosotros sois
la sal de la tierra". Todos los hombres que escuchan
a Cristo son sal. No te reserves en exclusiva la Palabra de
Dios. Esto ha hecho que haya habido tantos capillismos en
la Historia.
Punto 922. Hijo mío: si amas tu apostolado,
está seguro de que amas a Dios.
Contrapunto. No todo el que ama su apostolado puede
estar seguro de que ama a Dios. No seas tan confiado.
Punto 923. El día que "sientas"
bien tu apostolado, ese apostolado será para ti una
coraza donde se embotarán todas las asechanzas de tus
enemigos de la tierra y del infierno.
Contrapunto. El día que "sientas"
bien tu apostolado, no te quedes por eso tranquilo. Los escribas
y fariseos, los doctores de la Ley eran también hombres
celosos de su deber, y recuerda que fueron el tormento de
Cristo, sus mayores enemigos.
Punto 924. Pide siempre tu perseverancia y la de
tus compañeros de apostolado, porque nuestro adversario,
el demonio, de sobra conoce que sois sus grandes enemigos...,
y una caída en vuestras filas cuánto le satisface!
Contrapunto. No hagas de tu perseverancia un mito.
Podría esto agradar a nuestro enemigo, el diablo. Imagínate
que Charles de Foucauld hubiera perseverado en la Trapa. No
hubiera sido luego el apóstol del desierto. ¡Cuánto
bien hubiera dejado de hacer!
Punto 925. Como los religiosos observantes
tienen afán por saber de qué manera vivían
los primeros de su orden o congregación, para acomodarse
ellos a aquella conducta, así tú -caballero
cristiano- procura conocer e imitar la vida de los discípulos
de Jesús, que trataron a Pedro y a Pablo y a Juan,
y casi fueron testigos de la Muerte y Resurrección
del Maestro.
Contrapunto. No hagas como aquellos religiosos observantes
que tienen afán por saber de qué manera vivían
los primeros de su orden o congregación, para acomodarse
ellos a aquella conducta. Pueden quedar marginados del momento
presente y llevar una vida sin sentido ni eficacia. En otro
tiempo los pobres vivían de la caridad de los ricos,
por esto nacieron las órdenes mendicantes. Pero hoy
los pobres trabajan en las fábricas: ¿qué
sentido tiene, pues, vivir de la caridad, religiosamente hablando?
Revístete -como en la vieja leyenda del camaleón-
del color y del clima mental de los hombres de tu tiempo,
para que tu fe sea una encarnación viva y logre un
testimonio válido para todos.
Punto 926. Me preguntas..., y te contesto: tu perfección
está en vivir perfectamente en aquel lugar, oficio
y grado en que Dios, por medio de la autoridad, te coloque.
Contrapunto. Me preguntas... y te contesto: tu perfección
está en vivir perfectamente en aquel lugar, oficio
y grado en que Dios, por medio de tu conciencia y de la voluntad
del pueblo, te coloque.
Punto 927. Orad los unos por los otros. -¿Que
aquél flaquea?... -¿Que el otro?... Seguid orando,
sin perder la paz. -¿Que se van? ¿Que se pierden?...
El Señor os tiene contados desde la eternidad!
Contrapunto. Teneos presentes -orad- los unos a los
otros con un recuerdo real, comprometido. ¿Que aquél
flaquea...? ¿Que el otro...? ¿Que se van...?
¿Que se pierden...? Respétalos y que te tengan
a su vera, donde se encuentra también el Espíritu.
Punto 928. Tienes razón. -Desde la cumbre
-me escribes- en todo lo que se divisa -y es un radio de muchos
kilómetros-, no se percibe ni una llanura: tras de
cada montaña, otra. Si en algún sitio parece
suavizarse el paisaje, al levantarse la niebla, aparece una
sierra que estaba oculta. Así es, así tiene
que ser el horizonte de tu apostolado: es preciso atravesar
el mundo. Pero no hay caminos hechos para vosotros... Los
haréis, a través de las montañas, al
golpe de vuestras pisadas.
Contrapunto. No es cierto que la vida del apóstol
sea siempre un camino cuesta arriba y fatigoso sin cesar.
Hay riscales y abarrancaderos con panorámicas maravillosas,
sendas umbrosas que serenan y reposan el espíritu,
y valles y riberas. y sobre todo amigos y hermanos que llenan
de alegría el corazón. Me lo dices en tu carta:
"El bien tiene también sus compensaciones; más
y más profundas que el mal".
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