CONTRAPUNTOS AL CAMINO DEL
OPUS DEI
Autor: Mosén Josep Dalmau
HUMILDAD
Punto 589. Cuando percibas los aplausos del triunfo,
que suenen también en tus oídos las risas que
provocaste con tus fracasos.
Contrapunto. Resiste serenamente la humillación
de los fracasos y recuerda que mientras te aplaude la gente
te ensalza también más de la cuenta.
Punto 590. No quieras ser como aquella veleta dorada
del gran edificio: por mucho que brille y por alta que esté,
no importa para la solidez de la obra. -Ojalá seas
como un viejo sillar oculto en los cimientos, bajo tierra,
donde nadie te vea: por ti no se derrumbará la casa.
Contrapunto. No querer ser como una veleta dorada
de un gran edificio y sí un viejo sillar oculto en
los cimientos, que nadie ve, es tan malo como todo lo contrario.
Punto 591. Cuanto más me exalten, Jesús
mío, humíllame más en mi corazón,
haciéndome saber lo que he sido y lo que seré,
si tú me dejas.
Contrapunto. No hagas caso de los aplausos de la gente;
no saben lo que hacen; son como aquellos ignorantes que clavaron
a Cristo en la cruz; tampoco sabían lo que hacían.
Ríete de todo esto y haz lo que tengas que hacer.
Punto 592. No olvides que eres... el depósito
de la basura. -Por eso, si acaso el Jardinero divino echa
mano de ti, y te friega y te limpia... y te llena de magníficas
flores..., ni el aroma ni el color, que embellecen tu fealdad,
han de ponerte orgulloso. -Humíllate: ¿no sabes
que eres el cacharro de los desperdicios?
Contrapunto. No creas a quienes, dispuestos a descubrir
cómo eres, afirman redondamente que te pareces a un
depósito de basuras y que el destino mejor de tus valores
es servir de estiércol para abono de las flores. ¡Algo
importante debe de haber en nosotros, pobres hombres, para
que hayamos merecido la Encarnación del Hijo del Hombre!
Punto 593. Cuando te veas como eres, ha de parecerte
natural que te desprecien.
Contrapunto. Cuando te veas cómo eres, no nublado
por algún fracaso momentáneo, ha de parecerte
antinatural que te desprecien.
Punto 594. No eres humilde cuando te humillas,
sino cuando te humillan y lo llevas por Cristo.
Contrapunto. Ni eres humilde cuando te humillas -podrías
hacerlo con orgullo-, ni lo eres necesariamente cuando te
humillan -podrías rebelarte-. Las apariencias ni son
ni hacen la cosa.
Punto 595. Si te conocieras, te gozarías
en el desprecio, y lloraría tu corazón ante
la exaltación y la alabanza.
Contrapunto. Si un día llegas a conocerte de
veras, descubrirás que es anormal llorar de gozo ante
el desprecio. ¡Ni tanto ni tan calvo!
Punto 596. No te duela que vean tus faltas; la
ofensa de Dios y la desedificación que puedas ocasionar,
eso te ha de doler. -Por lo demás, que sepan cómo
eres y te desprecien. -No te cause pena ser nada, porque así
Jesús tiene que ponerlo todo en ti.
Contrapunto. No está bien disimular tus faltas
ni ocultar tampoco tus cualidades. Si la gente te conoce cómo
realmente eres, no te despreciará; te estimará
como quiere ella misma ser estimada, a pesar de todo.
Punto 597. Si obraras conforme a los impulsos que
sientes en tu corazón y a los que la razón te
dicta, estarías de continuo con la boca en tierra,
en postración, como un gusano sucio, feo y despreciable...
delante de ese Dios!, que tanto te va aguantando.
Contrapunto. El hombre no es un gusano sucio, feo
y despreciable, como dicen algunos maestros (?) de espiritualidad
tradicional. ¡Tiene también sus grandezas y sus
heroísmos, caramba!
Punto 598. Qué grande es el valor de la
humildad! -"Quia respexit humilitatem..." Por encima
de la fe, de la caridad, de la pureza inmaculada, reza el
himno gozoso de nuestra Madre en la casa de Zacarías:
"Porque vio mi humildad, he aquí que, por esto,
me llamarán bienaventurada todas las generaciones".
Contrapunto. La humildad es una palabra y un concepto
desacreditados por el mal uso que se ha hecho de ellos. Ser
humilde no es rebajarse por debajo del valor real, sino afirmar
serenamente su propia valía, sin pizca de agresividad.
"La humildad es la verdad", lo dijo nada menos que
santa Teresa.
Punto 599. Eres polvo sucio y caído. -Aunque
el soplo del Espíritu Santo te levante sobre las cosas
todas de la tierra y haga que brille como oro, al reflejar
en las alturas con tu miseria los rayos soberanos del Sol
de Justicia, no olvides la pobreza de tu condición.
Un instante de soberbia te volvería al suelo, y dejarías
de ser luz para ser lodo.
Contrapunto. Un instante de soberbia no echa por tierra
la vida de un hombre, como un acto de virtud no lo salva definitivamente.
Bien lo sabe Dios, y cada uno de nosotros lo ha experimentado
hartas veces. Lo triste es que después levantamos monumentos
a los que fueron héroes un solo instante y perseguimos
a muerte a los que tuvieron un mal momento. ¡Qué
inconsecuencia!
Punto 600. ¿Tú..., soberbia? -¿De
qué?
Contrapunto. ¿Tú... no tienes soberbia?
¿Quién te lo ha dicho?
Punto 601. ¿Soberbia? -¿Por qué?...
Dentro de poco -años, días- serás un
montón de carroña hedionda: gusanos, licores
malolientes, trapos sucios de la mortaja..., y nadie, en la
tierra, se acordará de ti.
Contrapunto. ¿Soberbia? ¿Por qué?
¿No podría ser un gesto a tientas de nuestra
indeclinable grandeza?
Punto 602. Tú, sabio, renombrado, elocuente,
poderoso: si no eres humilde, nada vales. -Corta, arranca
ese "yo", que tienes en grado superlativo -Dios
te ayudará- y entonces podrás comenzar a trabajar
por Cristo, en el último lugar de su ejército
de apóstoles.
Contrapunto. Tú..., sabio, renombrado, elocuente,
poderoso, malgastas tus valores si los ensalzas más
de la cuenta y te haces valer por encima de todo. Ponlos en
juego al servicio de los hombres y de Dios, ofreciéndolos
simplemente, sin imponerlos.
Punto 603. Esa falsa humildad es comodidad: así,
tan humildico, vas haciendo dejación de derechos...
que son deberes.
Contrapunto. El verdadero humilde no sólo cumple
sus deberes; ejercita también todos sus derechos.
Punto 604. Reconoce humildemente tu flaqueza para
poder decir con el Apóstol: "cum enim infirmor,
tunc potens sum" -porque cuando soy débil, entonces
soy fuerte.
Contrapunto. Reconocer nuestros puntos flacos no nos
hace más fuertes, pero puede hacernos menos vulnerables.
La fuerza de la divinidad, más que suplir lo que nos
falta, refuerza lo que ya poseemos.
Punto 605. Padre: ¿cómo puede usted
aguantar esta basura? -me dijiste, luego de una confesión
contrita. -Callé, pensando que si tu humildad te lleva
a sentirte eso -basura: un montón de basura!-, aún
podremos hacer de toda tu miseria algo grande.
Contrapunto. Cuando alguien me dice que está
hecho una porquería, pienso que es un hombre obsesionado
por una sola de sus faltas. Debe de tener muchas más,
añadidas a sus virtudes. Lo que sucede es que no valoramos
la salud hasta que estamos enfermos.
Punto 606. Mira qué humilde es nuestro Jesús,
un borrico fue su trono en Jerusalén!...
Contrapunto. Cristo entró en Jerusalén
a lomos de un borrico, que venía a ser como un coche
de nuestros días. Fue el centro de un manifestación
pacífica no autorizada. Y no por eso dejó de
ser humilde.
Punto 607. La humildad es otro buen camino para
llegar a la paz interior. -"El" lo ha dicho: "Aprended
de mí, que soy manso y humilde de corazón...
y encontraréis paz para vuestras almas".
Contrapunto. Vive en paz consigo mismo el que no se
deja impresionar ni por alabanzas ni por menosprecios. Ni
se siente derrotado ante un fracaso ni victorioso ante un
éxito.
Punto 608. No es falta de humildad que conozcas
el adelanto de tu alma. -Así lo puedes agradecer a
Dios. -Pero no olvides que eres un pobrecito, que viste un
buen traje... prestado.
Contrapunto. La humildad no va unida a la ignorancia
ni a la ciencia. Es del todo independiente.
Punto 609. El propio conocimiento nos lleva como
de la mano a la humildad.
Contrapunto. El propio conocimiento no nos lleva a
ninguna parte; la humildad, sí.
Punto 610. Tu reciedumbre, para defender el espíritu
y las normas del apostolado en que trabajas, no debe flaquear
por falsa humildad. -Esa reciedumbre no es soberbia: es virtud
cardinal de fortaleza.
Contrapunto. Cuando defiendes encarnizadamente el
espíritu y las normas del apostolado das la impresión
de que te defiendes más a ti mismo que a Dios. Va tantas
veces mezclado el interés personal con los ideales
nobles, que somos capaces de convertir el propio pecado en
virtud.
Punto 611. Por soberbia. -Ya te ibas creyendo capaz
de todo, tú solo. -Te dejó un instante, y fuiste
de cabeza. -Sé humilde y su apoyo extraordinario no
te faltará.
Contrapunto. El hombre no va de cabeza porque Dios
lo deje de la mano; entre otras razones, porque DIOS no deja
a nadie de la mano.
Punto 612. Ya puedes desechar esos pensamientos
de orgullo: eres lo que el pincel en manos del artista. -Y
nada más. -Dime para qué sirve un pincel, si
no deja hacer al pintor.
Contrapunto. El hombre no es un puro instrumento en
manos de Dios. Esto lo dicen sólo los que se pasan
de rosca en sus apreciaciones y convierten la religión
en un sistema totalitario.
Punto 613. Para que seas humilde, tú, tan
vacío y tan pagado de ti mismo, te basta considerar
aquellas palabras de Isaías: eres "gota de agua
o de rocío que cae en la tierra, y apenas se echa de
ver".
Contrapunto. Para que no te rebajes más allá
de tus fuerzas, recuerda aquel pensamiento del hombre que
ha hecho el mayor esfuerzo de promoción humana y social
en nuestros días: "el hombre no tiene bastante
con contemplar el mundo que Dios ha hecho; ha de transformarlo
y crear uno nuevo".
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