CONTRAPUNTOS AL CAMINO DEL
OPUS DEI
Autor: Mosén Josep Dalmau
EL PLANO DE TU SANTIDAD
Punto 387. El plano de santidad que nos pide el
Señor, está determinado por estos tres puntos:
La santa intransigencia, la santa coacción y la santa
desvergüenza.
Contrapunto. El plano de santidad que nos ofrece el
Señor no puede estar determinado por estos tres puntos:
la santa intransigencia, la santa coacción y la santa
desvergüenza. Tres cosas que no pueden ser santas, como
no puede el fuego mojar.
Punto 388. Una cosa es la santa desvergüenza
y otra la frescura laica.
Contrapunto. Una cosa es la santa desvergüenza,
que es siempre una provocación o un desafío,
y otra la frescura laica, que es espontánea y sencilla.
Punto 389. La santa desvergüenza es una característica
de la "vida de infancia". Al pequeño, no
le preocupa nada. -Sus miserias, sus naturales miserias, se
ponen de relieve sencillamente, aunque todo el mundo le contemple...
Esa desvergüenza, llevada a la vida sobrenatural, trae
este raciocinio: alabanza, menosprecio...: admiración,
burla...: honor, deshonor...: salud, enfermedad...: riqueza,
pobreza...: hermosura, fealdad... Bien; y eso... ¿qué?
Contrapunto. El niño no puede ser un desvergonzado,
porque no ha conocido aún la vergüenza y la malicia.
Sus actos son espontáneos, desenfadados, sinceros,
honestos. Pero la santa desvergüenza en la vida adulta,
por muy sobrenatural que se quiera, lleva indefectiblemente
al desprecio de los "buenos". y con sobrada razón.
Punto 390. Ríete del ridículo. -Desprecia
el qué dirán. Ve y siente a Dios en ti mismo
y en lo que te rodea. Así acabarás por conseguir
la santa desvergüenza que precisas, oh paradoja!, para
vivir con delicadeza de caballero cristiano.
Contrapunto. Ten miedo al ridículo. Cuando
lo notes, es señal de que vives fingidamente. No darías
un paso en falso, si las cosas las hicieras bien, sin segundas
intenciones. "Sí, sí; no, no", dijo
Jesucristo. Todo lo demás es desvergüenza. y no
santa.
Punto 391. ¿Si tienes la santa desvergüenza,
qué te importa del "qué habrán dicho"
o del "qué dirán"?
Contrapunto. Si despliegas como una bandera tu santa
desvergüenza, sábete que ofendes o provocas a
los que no piensan como tú. Tenlos en cuenta y respétalos.
Y avergüénzate de querer dar lecciones.
Punto 392. Convéncete de que el ridículo
no existe para quien hace lo mejor.
Contrapunto. Convéncete que el ridículo
sólo existe cuando alguien tiene la pretensión
de ser y de hacer lo mejor.
Punto 393. Un hombre, un... caballero transigente,
volvería a condenar a muerte a Jesús.
Contrapunto. Un hombre, un... caballero intransigente
volvería a condenar a la mujer adúltera. Y Cristo,
ya ves, la perdonó.
Punto 394. La transigencia es señal cierta
de no tener la verdad. -Cuando un hombre transige en cosas
de ideal, de honra o de Fe, ese hombre es un... hombre sin
ideal, sin honra y sin Fe.
Contrapunto. La transigencia es una señal cierta
del respeto y del amor al pensamiento y a la vida de nuestros
hermanos. Transigir en las propias opiniones en un momento
determinado puede ser prueba de una profunda sencillez.
Punto 395. Aquel hombre de Dios, curtido en la
lucha, argumentaba así: ¿Que no transijo? Claro!:
porque estoy persuadido de la verdad de mi ideal. En cambio,
usted es muy transigente...: ¿le parece que dos y dos
sean tres y medio? -¿No?..., ¿ni por amistad
cede en tan poca cosa? - Es que, por primera vez, se ha persuadido
de tener la verdad... y se ha pasado a mi partido!
Contrapunto. Los hombres de Dios curtidos en la lucha
como un Juan XXIII argumentan así: ¡Transige
un poco, hombre! ¡No seas cazurro! Tienes que admitir
algún coeficiente de error en tus ideales. ¿No
dices que los otros no tienen toda la razón? ¿Por
qué has de tenerla precisamente tú? No seas
intransigente y escucha. La cazurrería no lleva a ninguna
parte.
Punto 396. La santa intransigencia no es intemperancia.
Contrapunto. La intransigencia que se califica de
santa es en el fondo pura intemperancia. Los nombres bonitos
no hacen al caso.
Punto 397. Sé intransigente en la doctrina
y en la conducta. -Pero sé blando en la forma. -Maza
de acero poderosa, envuelta en funda acolchada. Sé
intransigente, pero no seas cerril.
Contrapunto. Lo mismo que no se usa un martillo de
acero metido en una funda acolchada, tampoco -y no es pura
hipocresía- se puede seguir siendo intransigente en
el modo de pensar y en la conducta, sin admitir alguna salvedad
del interlocutor y al mismo tiempo ser delicado en la forma.
La delicadeza tiene que aceptar, al menos, algunas afirmaciones
del contrario. No hay nada que no contenga alguna pizca de
verdad.
Punto 398. La intransigencia no es intransigencia
a secas: es "la santa intransigencia". No olvidemos
que también hay una "santa coacción".
Contrapunto. La santa intransigencia tiene unos grados
más de malicia o de falsa seguridad que la intransigencia
a secas. Y si la coacción es siempre mala, la santa
coacción es pésima. ¿La has encontrado
acaso en algún sitio del Evangelio?
Punto 399. Si, por salvar una vida terrena, con
aplauso de todos, empleamos la fuerza para evitar que un hombre
se suicide..., ¿no vamos a poder emplear la misma coacción
-la santa coacción- para salvar la Vida (con mayúscula)
de muchos que se obstinan en suicidar idiotamente su alma?
Contrapunto. Si, en un mal momento, alguien quiere
suicidarse, nosotros podemos evitarlo empleando nuestra fuerza.
Pero, en cambio, tenemos prohibido emplear la coacción
con aquellos que se entercan en ir por caminos que nosotros
creemos equivocados. Si no... ¿qué diablos querría
decir "respetar la libertad de conciencia?
Punto 400. Cuántos crímenes se cometen
en nombre de la justicia! Si tú vendieras armas de
fuego y alguien te diera el precio de una de ellas, para matar
con esa arma a tu madre, ¿se la venderías?...
Pues ¿acaso no te daba su justo precio?... -Catedrático,
periodista, político, hombre de diplomacia: meditad.
Contrapunto. ¡De cuántas desgracias se
ha salvado el hombre en nombre de la justicia! Peón,
mecánico, jornalero del campo, empleado de banca, no
dudéis en pronunciar con frecuencia esta bendita palabra.
Ella os ha de salvar.
Punto 401. Dios y audacia! -La audacia no es imprudencia.
-La audacia no es osadía.
Contrapunto. La audacia y la osadía son como
golpes de sable. Y esto no encaja con el Espíritu de
Dios que es continua sencillez insobornable.
Punto 402. No pidas a Jesús perdón
tan sólo de tus culpas: no le ames con tu corazón
solamente... Desagráviale por todas las ofensas que
le han hecho, le hacen y le harán..., ámale
con toda la fuerza de todos los corazones de todos los hombres
que más le hayan querido. Sé audaz: dile que
estás más loco por El que María Magdalena,
más que Teresa y Teresita..., más chiflado que
Agustín y Domingo y Francisco, más que Ignacio
y Javier.
Contrapunto. Todas las culpas de los hombres son de
alguna manera tuyas. Todos los actos de amor que se hacen
en el mundo son de algún modo tuyos. Partiendo de esto,
puedes decirte a ti mismo, y decir a Cristo, que tu grandeza
consiste en no parecerte a ninguno. Ni a María Magdalena,
ni a Teresa, ni a Agustín, ni a Domingo, ni a Francisco,
ni a Ignacio ni a Javier. Cada uno de nosotros es un ser inédito.
También en la santidad.
Punto 403. Ten todavía más audacia
y, cuando necesites algo, partiendo siempre del "Fiat",
no pidas: di "Jesús, quiero esto o lo otro",
porque así piden los niños.
Contrapunto. Conserva siempre tu sencillez. y cuando
de súbito se te presente un obstáculo, es normal
que tengas miedo -como hombre que eres- de no salir airoso.
Y entonces, que tu compromiso tenga la fuerza de una oración.
Punto 404. Has fracasado! -Nosotros no fracasamos
nunca. -Pusiste del todo tu confianza en Dios. -No perdonaste,
luego, ningún medio humano. Convéncete de esta
verdad: el éxito tuyo -ahora y en esto- era fracasar.
-Da gracias al Señor y a comenzar de nuevo!
Contrapunto. No creas mucho a los que te elogian aduladoramente
y a los que te dicen que eres un tío estupendo. Reconoce
que has fracasado muchas veces. Es saludable. El que no reconoce
nunca sus fracasos, es un memo.
Punto 405. ¿Que has fracasado? -Tú
-estás bien convencido- no puedes fracasar. No has
fracasado: has adquirido experiencia. - Adelante!
Contrapunto. ¿Por qué habrá siempre
gente predispuesta a negar la evidencia? Si el fracaso es
adquirir experiencia, es también una prueba más
de nuestras limitaciones.
Punto 406. Aquello fue un fracaso, un desastre:
porque perdiste nuestro espíritu. -Ya sabes que, con
miras sobrenaturales, el final (¿victoria?, ¿derrota?,
bah!) sólo tiene un nombre: éxito.
Contrapunto. No consientas que te digan que los desastres
dejan de serlo cuando se miran sobrenaturalmente. De otro
modo, no tendríamos que preocuparnos de acertar. Hiciéramos
lo que quisiéramos, siempre daríamos en el blanco.
Ahora bien, un fracaso, por gordo que sea, no ha de desmoronar
la vida de ningún cristiano de verdad.
Punto 407. No confundamos los derechos del cargo
con los de la persona. -Aquéllos no pueden ser renunciados.
Contrapunto. No hay ninguna diferencia entre los derechos
del cargo y los derechos de la persona. A ambos se puede renunciar.
Demasiadas veces nos escudamos en el cargo para mantener enhiesto
nuestro inmovilismo personal.
Punto 408. Santurrón es a santo, lo que
beato a piadoso: su caricatura.
Contrapunto. ¿Te has fijado que las frases
"es un santo" o "es muy piadoso" son sinónimos
de poca virilidad?
Punto 409. No pensemos que valdrá de algo
nuestra aparente virtud de santos, si no va unida a las corrientes
virtudes de cristianos. -Esto sería adornarse con espléndidas
joyas sobre los paños menores.
Contrapunto. Nuestros "santos" no tienen,
por desgracia, virtudes corrientes. Por esto, un hombre de
fe auténtica tiene muy pocas cosas comunes con estos
cristianos corrientes.
Punto 410. Que tu virtud no sea una virtud sonora.
Contrapunto. Tu virtud será sonora o no será.
No te fíes de las cosas grandes que no suenan.
Punto 411. Muchos falsos apóstoles, a pesar
de ellos, hacen bien a la masa, al pueblo, por la virtud misma
de la doctrina de Jesús que predican, aunque no la
practiquen. Pero no se compensa, con este bien, el mal enorme
y efectivo que producen matando almas de caudillos, de apóstoles,
que se apartan, asqueadas, de quienes no hacen lo que enseñan
a los demás. Por eso, si no quieren llevar una vida
íntegra, no deben ponerse jamás en primera fila,
como jefes de grupo, ni ellos, ni ellas.
Contrapunto. Ningún apóstol impresiona
tanto hasta el punto de convertir sólo por lo que dice,
sino por lo que hace. Y el pueblo es todavía más
insensible que los "(espíritus selectos"
a la colección de meras palabras.
Punto 412. Que el fuego de tu Amor no sea un fuego
fatuo. -Ilusión, mentira de fuego, que ni prende en
llamaradas lo que toca, ni da calor.
Contrapunto. Que el fuego de tu amor no sea tan abrasador,
que queme desde el primer momento al que lo toque. La gente
se escabullirá en cuanto te vea de lejos.
Punto 413. El "non serviam" de Satanás
ha sido demasiado fecundo. -¿No sientes el impulso
generoso de decir cada día, con voluntad de oración
y de obras, un "serviam" - te serviré, te
seré fiel!- que supere en fecundidad a aquel clamor
de rebeldía?
Contrapunto. Aquella rebelión angélica
del "no te serviré" no puede tener eco entre
los hombres. Nosotros somos más débiles e ignorantes
que rebeldes. Por esto Cristo ha salvado a los hombres y no
a los ángeles.
Punto 414. Qué pena, un "hombre de
Dios" pervertido! -Pero cuánta más pena,
un "hombre de Dios" tibio y mundano!
Contrapunto. No hay un solo hombre, cristiano o no,
que no dé pena de alguna manera. No te consideres,
tú, por cuatro cosas brillantes que tienes, muy lejos
del retrato del "pobre hombre".
Punto 415. No hagas mucho caso de lo que el mundo
llama victorias o derrotas. - Sale tantas veces derrotado
el vencedor!
Contrapunto. Preocúpate por saber por qué
has fracasado o por qué las cosas te han salido bien.
No te dejes llevar por simples intuiciones. Vale la pena prevenir
posibles derrotas.
Punto 416. "Sine me nihil potestis facere!"
Luz nueva, mejor, resplandores nuevos, para mis ojos, de esa
Luz Eterna, que es el Santo Evangelio. -¿Pueden extrañarme
"mis"... tonterías? -Meta yo a Jesús
en todas mis cosas. Y, entonces, no habrá tonterías
en mi conducta: y, si he de hablar con propiedad, no diré
más mis cosas, sino "nuestras cosas".
Contrapunto. No pienses que es tan fácil meter
a Cristo en todas tus cosas. Entronizar un Sagrado Corazón
en una casa no quiere decir que reine allí de verdad.
Organizar una guerra en nombre de Cristo no quiere decir que
sea por eso cristiana. Dicen que hay jerarcas de la Iglesia
que creen sentir el aletea del Espíritu Santo, y no
sienten sino los pájaros de su cabeza. Como ves, es
fácil que, a pesar de todo, tengas que seguir mucho
tiempo con tus majaderías a cuestas.
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